De una gorra rosa nació un legado: limpieza con amor y liderazgo femenino
Para Liz Mara Camacho, el amor y el cuidado por su abuelita lo cambiaron todo. Años antes de convertirse en emprendedora, su prioridad era ayudarla a ella. Tras la partida de su abuela, se preguntó: “¿Y ahora qué hago?”. La respuesta no tardó en llegar: decidió poner manos a la obra y comenzar a limpiar casas para ganarse un “dinerito” honrado.
Lo que comenzó como un acto de responsabilidad y amor se convirtió en una historia de empoderamiento femenino y éxito. Así nació La Chica de la Gorra Rosa, un nombre tan original como su energía. El apodo surgió de forma espontánea mientras hacía fila en una tienda por departamento.
“Vi unas gorras entre los colores que habían, me llamó la atención la gorra color rosa, ‘¿la chica de la gorra rosa?’, y ahí fue que pensé… está largo el nombre, pero así se queda”, recordó.
Hoy, esa joven decidida no solo tiene una exitosa compañía de limpieza en Puerto Rico, sino que también es creadora de contenido digital y lidera un equipo de mujeres empoderadas que limpian hogares con profesionalismo y alegría.
La Chica de la Gorra Rosa se especializa en casas que están en condiciones infrahumanas, muy desordenadas y llenas de acumulación, pero también realizan trabajos básicos de limpieza.
“Muchas de las personas que solicitan los servicios no quieren ser conocidos, por vergüenza, tal vez, así que la mayoría de los clientes solicitan un estimado basado en las fotos que envían, hacen el pago, firman el contrato electrónicamente, y el equipo de limpieza muchas veces no sabe ni el color de los ojos del cliente, pues nunca lo conoce”, expresó.
La Chica de la Gorra Rosa les brinda a los familiares lo que es tranquilidad y paz. Más allá de solo pasar un paño y limpiar, les ofrece a sus clientes tiempo para descansar y disfrutar en familia, siempre con la garantía de que sus hogares están al día. Con su trabajo, la emprendedora está segura de que deja una huella y satisfacción en sus clientes.
El trayecto no ha sido fácil, según relató. Liz comenzó sola, con un teléfono que apenas tomaba buenas fotos y sin ayuda para realizar los trabajos. Pero eso nunca la detuvo. Hoy, cuenta con un equipo completo, cámaras profesionales, clientela fiel y miles de seguidores que la apoyan en redes sociales.
“Comienza con lo que tengas. No esperes a tenerlo todo perfecto. Yo empecé sin nada, pero con la mente clara y el corazón dispuesto. No te rindas, y no lo pienses mucho, lánzate”, aconsejó.
Según manifestó, mediante su emprendimiento no solo transforma hogares, también transforma vidas. Desde personas mayores que no pueden mantener sus espacios, hasta madres ocupadas que necesitan un respiro: el equipo de Liz llega con limpieza, pero también con comprensión, empatía y una sonrisa.
Su proyecto es un ejemplo de cómo la determinación femenina puede convertir una necesidad en una visión, y una visión en un legado.
Para solicitar sus servicios, pueden encontrarla en Facebook, Instagram y YouTube como La Chica de la Gorra Rosa. En casos de urgencias pueden comunicarse al 787-387-0026.
