Por: Coach Raquel Silva Jordán
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Hemos perdido a un excelente actor. Los que lo conocieron afirman que fue un gran ser humano.
Robin Williams llenó de alegría a muchos, los motivó y consoló en momentos difíciles. Entonces ¿qué le sucedió? A través de la historia podemos notar como tantas personas acaudaladas teniendo fama, dinero y reconocimiento terminan quitándose la vida, queda claro entonces que ni el dinero, ni la fama es lo más importante para desarrollar la seguridad y la autoestima necesaria para tener una vida balanceada. Podían tenerlo todo, comprar lo que se les antojase, ir a donde quisieran pero se olvidaron de desarrollar una comunicación interna efectiva con ellos mismos.
Cuando suceden estas tragedias entendemos que la felicidad no es definida por tú estado financiero, tú capacidad intelectual, tú raza ni tú credo. La felicidad radica dentro de ti.
Depende de cómo te relacionas con tú ser interior. Aprendes desde niño a relacionarte con los demás, con las cosas, con los estímulos externos. Es esencial que tomes el control de tú vida no lo dejes en manos de otros ni de cosas que radican fuera de tú ser. Lo verdaderamente importante radica en tú interior así que vuelve a él para descubrir lo necesario, lo indispensable.
Eres el creador de tus sueños, puedes rediseñar tú vida con solo darte permiso. No es cuánto tengas sino cuánto lo disfrutas. Cuando se pierde la capacidad para disfrutar te gana el desánimo y el desamor. Es hora de volver a donde se origina todo, a tú interior donde habita tú ser y tú fortaleza innata. Todos pueden tener expectativas de lo que esperan de ti pero, ¿cuáles son las tuyas?
Cada día levántate en gratitud cuenta tus bendiciones y trabaja con todo aquello que quieras cambiar. Alcanza una estrella más cada día, no todo será perfecto pero recuerda que cada día te brinda la posibilidad de ser mejor. Deja de buscar afuera lo que habita en ti. De lo contrario nunca estarás satisfecho. Ni el dinero, ni la fama, ni el reconocimiento harán de ti un ser humano feliz, eso solo depende de tú percepción. La vida te regala nuevas experiencias, te brinda nuevos retos, te enseña algo nuevo, depende de ti que harás con eso.
Abre tus ojos para apreciar toda la creación, abre tus brazos para recibir nuevas bendiciones pero sobre todo abre tu corazón para poder sentir las buenas vibraciones de tantos seres nobles que te apoyan. Enfócate y conéctate con tú vida para vivirla como tú decidas y disfrútala a cabalidad.
Conviértete en artífice de tú vida y descubre que la vida siempre es la mejor opción, ¡aprovéchala al máximo!
