En un momento en que la economía enfrenta retos como la inflación, los costos crecientes y la inestabilidad financiera, el movimiento cooperativo se consolida como una opción viable para muchas personas. Más que una forma de organización económica, las cooperativas representan un modelo basado en valores como la solidaridad, la participación democrática y el beneficio comunitario.
Según los informes de la Corporación Pública para la Supervisión y Seguro de Cooperativas (COSSEC), al 30 de junio de 2025 existían unas 91 cooperativas de ahorro y crédito aseguradas y reguladas por la entidad.
Al 2025, se estima que el número de socios cooperativistas supera los 1,161,760 miembros en las cooperativas de ahorro y crédito. Mientras, los activos totales del sector alcanzaron, aproximadamente, $12,435 millones al 30 de junio de 2025.
La historia del cooperativismo en la isla se remonta a finales del siglo XIX, mucho antes de que se formalizara a nivel global.
Aunque los orígenes del movimiento cooperativo moderno se ubican en Rochdale, Inglaterra (1844), en Puerto Rico, la primera cooperativa organizada fue Los Amigos del Bien Público en 1873. Liderada por el carpintero Santiago Andrade, esta cooperativa se dedicaba a ofrecer servicios de salud a sus socios.
Para el año 1908, Rosendo Matienzo Cintrón expuso el Primer Plan Integral Global para iniciar un Movimiento Cooperativo Puertorriqueño. En el año 1920, se aprobó la primera ley sobre cooperativas: la Ley 3, del 6 de mayo de 1920, relacionada con la organización y funcionamiento de las cooperativas de consumo y producción. El 14 de julio de 1926 la Legislatura aprobó la Resolución Conjunta Núm. 5, eximiendo del pago de contribuciones sobre la propiedad a todas las cooperativas organizadas bajo la ley 70. A partir de la década del 40, comienzan a organizarse las cooperativas de consumo, principalmente en comunidades rurales.
A lo largo de las décadas de 1950 y 1960, el cooperativismo se expandió y diversificó en sectores como el transporte, las gasolineras, el consumo y los seguros, proveyendo servicios esenciales. Un hito crucial fue la fundación en 1948 de la Liga de Cooperativas de Puerto Rico, un organismo que consolidó el movimiento y promovió un desarrollo estructurado.
El cooperativismo, basado en los valores de la ayuda mutua, la responsabilidad, la democracia, la igualdad, la equidad y la solidaridad, ofrece múltiples beneficios a sus socios y a la comunidad, entre los que se destacan:
Tasas y cargos competitivos: Las cooperativas suelen ofrecer tasas de interés más bajas en los préstamos y tarifas más amigables en productos de ahorro, en comparación con muchas entidades bancarias comerciales.
Ahorro asegurado y confianza: Las cooperativas de ahorro y crédito proveen servicios financieros esenciales como préstamos, cuentas de ahorro y corrientes, con el valor añadido de que aseguran las acciones y depósitos de sus socios hasta $250,000 por la COSSEC.
Mayor acceso y participación democrática: En una cooperativa, cada socio tiene voz y voto en las decisiones importantes, independientemente de cuánto haya aportado. Esto fortalece la transparencia y la rendición de cuentas.
Reinversión local y comunitaria: Los excedentes se utilizan no para beneficio privado, sino para mejorar servicios, educar a los miembros, invertir en infraestructura comunitaria, entre otros.
Alternativa financiera en tiempos de crisis: Cuando los bancos comerciales suben sus costos o restringen requisitos, las cooperativas han demostrado ser más flexibles. El crecimiento en el número de socios y volumen de préstamos da testimonio de que muchas personas están viendo el cooperativismo como una opción viable.
Diversidad de servicios: Además de servicios financieros tradicionales, algunas cooperativas participan en proyectos comunitarios, vivienda, seguros y servicios de consumo. Esto amplía las opciones para consumidores que buscan soluciones cerca de sus comunidades.
Preocupación comunitaria: Las cooperativas se distinguen por trabajar en favor del desarrollo sostenible de sus comunidades, demostrando su espíritu solidario incluso en tiempos de crisis.
El cooperativismo en Puerto Rico ha demostrado ser más que una opción alternativa: para muchos consumidores, es una fuente de estabilidad, acceso financiero y comunidad.
Fuente: Liga de Cooperativas de Puerto Rico / COSSEC
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