Por: Dra. Carmen J. Rodríguez Méndez
Psicóloga y Mediadora Certificada
El término de alienación parental fue utilizado por primera vez por el psiquiatra Richard Gardner.
Como resultado de varias investigaciones sobre pleitos de custodia de menores, el Dr. Gardner, describe este síndrome como un desorden cuya manifestación se traduce a una campaña de desprestigio, denigración, desacreditación y manipulación realizada de parte del padre alienante en contra del padre alienado.
El padre alienante orienta todos sus esfuerzos hacia la destrucción de la relación entre sus hijos y el otro progenitor.»
El padre alienante orienta todos sus esfuerzos hacia la destrucción de la relación entre sus hijos y el otro progenitor.
Según varios psicólogos algunos de los comportamientos del padre alienador pueden ser:
- Impide al otro progenitor a ejercer su derecho de visita y a relacionarse con sus hijos.
- Toma decisiones importantes sin consultar al otro progenitor.
- Rehúsa pasar las llamadas telefónicas o mensajes de texto a los hijos.
- Desvaloriza e insulta al progenitor en presencia de los niños.
- No informa al otro progenitor sobre actividades importantes de los hijos a las cuales debe asistir.
- Presenta a su nuevo cónyuge o pareja como el nuevo padre o madre de sus hijos.
- Involucra a familiares y amigos en una campaña de difamación y desprestigio sobre el padre o madre alienada en presencia de sus hijos.
- Culpa al padre por el mal comportamiento de los hijos.
- Intenta cambiar los apellidos o nombres de los hijos.
- Se va de vacaciones y prefiere dejar los hijos con cualquier persona o familiar y no con su progenitor.
- Constantemente critica la ropa y actividades que realizan los hijos con el otro padre.
El padre alienador en ocasiones resulta ser muy convincente en su rol de víctima, cuando plantea situaciones en los tribunales, y en sus relatos a investigadores sociales, psicólogos y abogados.
Dentro de su psicopatología se le hace difícil diferenciar entre decir algo que es verdad o una mentira. En su afán de controlar la vida y entorno de sus hijos, presume que las reglas son para los demás y no para ellos. Por tanto, buscan cualquier excusa para acusar a la pareja alienada de situaciones que no existen.
Esta conducta tiene un efecto desbastador en los hijos. El vínculo afectivo entre el padre alienado e hijo se afecta y en ocasiones se destruye. Este distanciamiento puede perdurar por años.
En esta situación de control extremo, el modelo patológico del padre alienador es el prevalecerá. Esto producirá trastornos en el desarrollo y desajustes emocionales en los hijos. En casos extremos el menor terminará con graves trastornos de personalidad y de adaptación social afectando cualquier vínculo familiar futuro.
Es mandatorio que el padre alienador y el padre alienado recurran a terapia familiar para poder superar su crisis, niveles de frustración y crear conciencia sobre el efecto de su conducta en sus hijos y núcleo familiar.
En la terapia deben participar todos los miembros de la familia, para que se puedan establecer nuevas relaciones emocionalmente saludables y superar aquellas situaciones que puedan estar afectando los vínculos familiares y la salud emocional de los hijos. La terapia debe ser con el mismo terapista.
La salud emocional de los hijos debe ser una prioridad ya que siempre son los más afectados.