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Por: Juliana Guzmán
Cada día recuerdo las promesas de Dios para mi vida. Traigo a mi mente versos bíblicos que me recuerdan quien soy, mi propósito y destino. Soy hija de Dios, amada por Él. En proverbios 31, el verso 10 nos habla de la mujer virtuosa. En este proverbio podemos ver como la mujer virtuosa es esforzada, se ocupa de su hogar y su familia. Lo que nos presenta una mujer diligente, emprendedora, capaz, creativa, generosa y amada por su familia. El proverbio termina mencionando que la gracia y la hermosura pasarán, pero nuestras buenas obras serán el motivo de que otros vean nuestra integridad y rectitud.
Jesús le dio importancia a las mujeres al orar por ellas para que fueran libres y sanas. Lo podemos ver en las historias de la mujer samaritana, la mujer adúltera y otras mujeres que sanó y libertó. Dios quiere que seamos restauradas. Él tiene planes con nosotras.
Quiero que pienses en el amor de Dios por ti. Jesús murió por ti y por mí. Eres valiosa para Dios, en ti hay un depósito de Dios. Hay talentos, virtudes, planes y propósitos que se cumplirán. Cree lo que Dios dice de ti y serás fortalecida. Cada una de nosotras tenemos diferentes historias, diferentes luchas, pero estoy convencida de que el que no cambia, en quien no hay sombra ni mudanza de variación, hará grandes cosas por nosotras. Somos guerreras, preparadas con la espada de la palabra y el escudo de la fe para las batallas.
No estamos solas. Somos bendecidas, tenemos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Qué hermoso es leer la Biblia y conocer que somos Su creación, somos hijas de Dios y que en Él hay esperanza y cumplimiento de promesas. Mujer, eres amada por Dios y eres un vaso útil en sus manos. Persevera, persiste en oración y Dios obrará en tu vida.