Febrero es el mes más curioso del año. En primer lugar, porque tiene 28 días. Además, cada cuatro años, el segundo mes del año añade un día en su calendario. La razón de este curioso cambio es corregir el desfase existente con el año trópico, que es de 365 días, 5 horas y 47 minutos. Como consecuencia de este retoque, los años bisiestos tienen que incluir 24 horas más a febrero, evitando con ello que las fechas astronómicas y cronológicas dejen de coincidir.