LOÍZA – Ante otro aniversario del paso del huracán María por Puerto Rico, la alcaldesa de Loíza, Julia Nazario Fuentes, rememoró en las redes sociales lo que ocurrió, con la misión de aprender de la experiencia para poder prosperar.
«Un día como hoy, desde temprano estábamos en la calle, haciendo lo que nos tocaba, previo a la llegada del huracán María. En nuestro caso, el anuncio de un huracán de la magnitud de María nos llega a días de haber sido declarados zona de desastre por el terrible impacto de Irma. Tres municipios fueron declarados con desastre: Vieques, Culebra y Loíza. Más tarde incluyeron a Río Grande y Canóvanas».
Señaló que en el Municipio trabajaba con las secuelas del huracán Irma, cuando les tocó trabajar en los preparativos previos a María. «Todo el día en la calle, con nuestro equipo y un grupo de empleados municipales que siempre están disponibles para dar ese servicio de primera. Aún Loíza no contaba con un espacio destinado para el Centro de Operaciones de Emergencia (COE), así que nos ubicamos en la casa alcaldía, tal como hicimos para Irma. Desde la mañana del día anterior a María, comenzamos a mover y convencer a las personas de que se movieran a los cuatro refugios: Escuela Guillermina Rosado de Ayala, Escuela Celso González Vaillant, Escuela Carlos Escobar López y Escuela Medianía Alta Elemental. Entre los cuatro refugios se atendieron más de 800 personas.
Añadió que la gente no tenía idea de lo que nos venía encima y, por qué no decirlo, ya había vivido Hugo, Jorge, Irma, «y mi mente no podía imaginarse algo más grande que aquellas experiencias. Días antes de María, llegó tanta gente a traer suministros a nuestro pueblo devastado por Irma. Aún estábamos recogiendo escombros de Irma, porque fuimos efectivos en activar el plan de levantarnos y comenzar los procesos de reconstruirnos. Entonces ahí estábamos en la calle, cansados, agotados, con sentimientos encontrados, viendo devastación y preparándonos para recibir aquel monstruo que se acercaba».
Y así, en la noche del 19 de septiembre, «ya nuestra gente que necesitaba refugio estaba ‘segura’ y junto a mí, nuestro equipo, unidos para trabajar y hacer lo que hubiera que hacer para cuidar a nuestra gente. Ya a las 10:00 p. m., todos en espera, juntos y con un solo propósito, de la mano de Dios recibir aquello que ya estaba prácticamente sobre Puerto Rico y que nos azotaría sin misericordia. Pero con esa misma fuerza mi gente se levantó. Y nos seguiremos levantando».



