Por Eliván Martínez Mercado
Centro de Periodismo Investigativo
Cuando los vientos de huracán María destruyeron toda la infraestructura eléctrica en Puerto Rico, el diésel se convirtió de la noche a la mañana en la fuente principal para generar electricidad. Desde contratistas de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) hasta los nueve mayoristas que siempre han suplido el combustible en el País han visto cómo se les multiplica el negocio.
Es el caso de la empresa Macro Oil Company, oriunda del estado de Luisiana, que fue contratada por FEMA para distribuir diésel principalmente a hospitales públicos, confirmó Mike McCoy, quien trabaja en manejo de emergencias para el Departamento de Energía federal. La compañía se especializa en el transporte de combustible en escenarios catastróficos por todo Estados Unidos y estuvo en Haití tras el terremoto de 2010.
La empresa transportista ya ha recibido $1.5 millones en fondos federales para su negocio en Puerto Rico tras el huracán María, según el registro USA Spending.
Macro Oil Company se encargará del manejo de parte de los 100 camiones para distribuir diésel que llegaron a Puerto Rico y de repartir los cinco millones de galones de este combustible que FEMA planifica importar esta semana. La contratista ya se abastece en una de las las instalaciones de Puma Energy, uno de los principales mayoristas de diésel en el País. El Departamento de Defensa también contrató a transportistas de Foster Fuels, empresa del estado de Virginia, para que dé apoyo a las operaciones de FEMA en Puerto Rico, confirmó la agencia al Centro de Periodismo Investigativo (CPI).
El jueves 21 de septiembre, un día después del paso del huracán, la falta de gasolina y diésel se sumaron a la emergencia humanitaria. Debido al colapso total de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), corporación pública que energiza el País, las gasolineras necesitaban diésel para operar, los hospitales para dar servicios a enfermos, los restaurantes para servir comida, las familias con generadores para buscar alguna normalidad en medio de la catástrofe. El gobernador, Ricardo Rosselló, insistió en que nunca hubo problemas con abastos de combustible, sino de distribución, puesto que algunos de los transportistas habían sido afectados por la tragedia y no estaban disponibles.
¿Por qué entonces el gobierno federal importa diésel, cuando ya en la Isla había nueve mayoristas con reservas? “Para no tener que ir a PUMA a ocupar los espacios de los camioneros locales, para que a ellos se les haga más fácil obtener diésel’’, aseguró McCoy al CPI. “FEMA mantiene la cadena de suministros para instalaciones públicas. Un hospital, que necesitaba diésel pocas veces al año, lo necesita ahora todos los días. Ese es el problema que queremos resolver. Cuando la cadena de suministros local pueda arreglar el problema de distribución, nosotros nos vamos’’.
FEMA había suministrado diésel a seis hospitales este martes, y esperaba continuar el miércoles en siete instalaciones médicas adicionales, informó Alejandro de la Campa, director de FEMA para Puerto Rico y el Caribe, en una conferencia de prensa en el Centro de Convenciones de San Juan.
La AEE anunció que podría necesitar hasta seis meses para poner en pie el sistema de generación de energía que destruyó el huracán. Así que va para largo el reinado del diésel. Entre los mayoristas de este combustible en Puerto Rico se encuentran Total Petroleum, Sol Puerto Rico, Toral Petroleum Corp, Best Petroleum Corp, BVI Gas Inc, Peerless Oil, Bita’s Fuel Corp y America Petroleum.
Antes del paso de María, PUMA Energy vendía 350,000 galones diarios de diésel en tres instalaciones ubicadas en los municipios de Bayamón y Guaynabo. El lunes pasado, dos semanas después del huracán, ya iba por más de 650,000, para un aumento de más de 80%.
“El diésel no ha llegado a su peak de consumo en Puerto Rico”, explicó Rodrigo Zavala, principal oficial ejecutivo de PUMA Energy en la región de las Américas. “Tienes restaurantes, sucursales de bancos, empresas de telecomunicaciones y centros comerciales que, o se quedan cerrados o usan diésel. Y los negocios que abran durante la noche cuando se elimine el toque de queda van a representar un consumo aún mayor. Esperamos que el consumo se va a triplicar’’.
El diésel es un derivado del petróleo, combustible fósil que contribuye al calentamiento global. El gobierno no ha anunciado aún soluciones con fuentes de energía limpia, como la solar, para energizar las instalaciones en medio de la emergencia, aunque iniciativas comunitarias como Casa Pueblo, una organización sin fines de lucro en el municipio de Adjuntas, han lanzado sus esfuerzos. Ya han repartido las primeras 650 bombillas solares. “Vamos a iluminar al pueblo con el apoyo de la diáspora y de las amistades internacionales de Casa Pueblo, sin petróleo ni cenizas de carbón ni gas natural. Con la energía solar que nos sobra, no nos cuesta, no nos contamina y en torno a la cual ha girado gran parte de nuestro trabajo educativo y comunitario durante 38 años”, dijo Arturo Massol Deyá, director asociado de la organización.
Los usureros se aprovechan de la crisis
María trastocó la cadena de suministros. La sucursal de un banco cliente de Puma, por ejemplo, tenía capacidad de almacenaje de diésel para dos días, aunque necesita usar su generador todo el día por muchos días consecutivos. Ahora necesita que le lleven en todo momento. Esa es la realidad en todo el país: muchos negocios con poca capacidad de almacenaje y con necesidad constante de combustible.
“Esto se puede solucionar con que haya más camiones para hacer más viajes, y que los clientes aumenten su almacenaje, para que por lo menos puedan almacenar combustible entre cinco y siete días. Eso nos va a permitir hacer un puente de combustible para los generadores hasta que se restablezca la AEE. Lo que vamos a ver en los próximos días en Puerto Rico son muchos más camiones de combustible, más olor de diésel y más ruido de las plantas generadoras’’, añadió Zavala.
A este nuevo escenario energético se han añadido grupos de revendedores de diésel que se aprovechan de la crisis para hacer dinero ilegal. Se trata de camioneros que van a instalaciones de mayoristas, llenan sus camiones y luego revenden el combustible a precios de usura. “Lo que antes me vendían a cuatro pesos el galón ahora me lo quieren vender a siete’’, dijo el vecino de un condominio en el sector sanjuanero de Condado, que lleva días racionando el diésel y no quiso identificarse para no perder la oportunidad de que se lo suministren. Un empleado de una universidad privada en San Juan fue temporalmente cesanteado por el gasto extraordinario de $500 de diésel al día que requiere la institución para operar y por no conseguir una fuente estable que le provea el líquido.
No es un caso aislado. “Hemos recibido bastantes denuncias de distribuidores informales que van en una pick-up con un tanque revendiendo a precios altos”, admitió Luis Rivera Marín, Secretario de Estado y coordinador del grupo de trabajo de combustible que une a funcionarios de la agencias federales, locales y del sector privado. “Son especuladores inescrupulosos que se aprovechan de la necesidad de los otros. Es DACO el que los está reglamentando’’.
El Departamento de Asuntos del Consumidor (DACO) reglamentó los márgenes de ganancias a lo largo de toda la cadena distribución del diésel desde el 25 de agosto, antes del paso del huracán Harvey. DACO informó que, al 18 de septiembre, dos días antes de que María golpeara Puerto Rico, los consumidores no debían pagar más de 64.7 centavos por litro, o sea, no más de $2.46 por galón.
“No vamos a dar break a distribuidores de diésel que negocien entregas prioritariamente aumentando sus precios”, dijo ayer el secretario de DACO, Michael Pierluisi, en su cuenta de Twitter, refiriéndose a los que cobran más por distribuir más rápido. “Es indignante. Los vamos a coger”. DACO asegura que ha comenzado a mandar inspectores a la calle para tratar de detener a los infractores. Pero esa medida aún no ha logrado detener a los que violentan su orden.