Dra. Teresita de la Salas
En esta frase se encierra una determinante instrucción que Dios le da a Josué. Si logramos meditar y entrar a fondo en el mensaje que encierra esta frase, encontraríamos dos verdades que los seres humanos enfrentamos en muchos momentos de la vida. La vida se compone de constantes retos y a veces nos detenemos ante la duda de no sentirnos capaces y es entonces que aflora el desánimo y el temor toma control para detenernos y llevarnos a la derrota.
Esto puede ocurrir ante una idea de establecer un negocio, adquirir una mejor educación, comenzar un nuevo proyecto y, sobre todo, dar inicio a algo que Dios quiere que realicemos. Y si Dios está en el asunto, no hay por qué detenerse.
Por eso, reflexionemos primero en el esfuerzo. El esfuerzo es una acción que nace de la debilidad. Es poner empeño en realizar algo; se une a él la determinación como base principal para lograr el cometido y en nada tiene que ver la fortaleza natural o fuerza física. Es una acción que es necesaria asumir para completar un propósito. Si vemos entonces la segunda frase “valiente”, esta se deriva del temor que amenaza al temor vencido. Es la reacción necesaria que se manifiesta para enfrentar el miedo y alcanzar el propósito.
De manera que, en la vida de triunfos y logros, se encierran dos verdades: el “esfuerzo y la valentía”, o sea, la determinación a realizar algo nos mueve al “esfuerzo” para lograrlo y la “valentía” nos enfrenta a los obstáculos para conquistarlos.
Entonces seamos sabios al comprender que la fuerza que nos mueve a realizar sueños, vencer obstáculos y ser triunfadores se llama fe. Ella nos guía a desarrollar la fuerza de voluntad y, trabajando con ella, logramos el “esfuerzo” y así nos llenamos de valor para conquistar.
Dios sabía que Josué, el gran guerrero y dirigente de un gran ejército, necesitaba fuerzas y valor para lograr lo que Dios le estaba instruyendo a hacer, y así le dio las dos claves para lograrlo. “Esfuérzate y sé valiente”… (Josué 1:6)
Hoy, tal vez, estás en medio de una incertidumbre y no sabes cómo hacerlo. Tal vez te sientes incapaz y el temor te quiere dominar y de esta forma regalarte la derrota. ¿Sabes? Determina esforzarte y toma valor para la conquista. El resultado será tu bendición (el propósito adquirido) y recuerda lo que te ofrece Dios cuando te esfuerzas y eres valiente.
Él hará prosperar tu camino y todo te saldrá bien… (Josué 1:8-9)