Por: Javier Donate y Cindy Stalker
Autores del libro Matrimonios a Prueba de Cuernos
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Hace algunas semanas estuvimos en la feria de San Juan y nos subimos a varias de las máquinas de esas que te dejan con el estómago descompuesto. Como es nuestra costumbre, no podía faltar montarnos en la Montaña Rusa. Divertido por demás ese minuto y medio corriendo a gran velocidad por el riel que sube y baja.
Luego nos pusimos a pensar que la Montaña Rusa tiene un parecido al matrimonio.
Claro que sí, el matrimonio fue establecido por Dios para que fuera muy divertido, por lo tanto el tuyo debería serlo. La vida de casados es una aventura en la que compartes cosas increíbles con esa persona que vive a tu lado. Comparten sueños, retos, alegrías. Se disfrutan momentos lindos, viajar, el sexo…
Por otro lado el matrimonio, igual que la Montaña Rusa, tiene altas y bajas. Hay momentos buenos, felices donde la comunicación fluye y las cosas marchan bien. También hay momentos de incomprensión, donde tu cónyuge te saca por el techo.
Etapas donde la comunicación y la pasión parecen enfriarse un poco y se experimenta cierto distanciamiento. Entonces muchas parejas, en esas bajadas, erróneamente toman la decisión de terminar con la relación. Esto sin darse cuenta que esas bajadas son comunes en casi todos los matrimonios y de hecho tienden a ser pasajeras.
Sería tonto intentar salirse del carrito de la Montaña Rusa mientras va en picada. No creo que alguien sería tan loco o estúpido para hacer eso. ¿Por qué entonces salir corriendo del matrimonio y tirarlo a pérdida cuando está de bajada? En lugar de eso, sería más prudente sujetarse bien hasta que comience a subir nuevamente y seguir disfrutando del viaje.
Si tu relación está pasando por momentos difíciles, aguántate, no saltes, busca ayuda profesional, comienza hacer los ajustes necesarios. Pide a Dios que restaure aquello que ha sido desajustado, Él es especialista en eso. El Señor quiere que seamos valientes, que nos esforcemos, que no desmayemos en los momentos duros porque nos ha prometido estar con nosotros (Josué 1:9).
