Redacción Presencia
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La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Cada vez que el corazón late, bombea sangre hacia las arterias, que es cuando su presión es más alta. A esto se le llama presión sistólica. Cuando su corazón está en reposo entre un latido y otro, la presión sanguínea disminuye. A esto se le llama la presión diastólica.
Cuanto más alta es la presión arterial, más tiene que trabajar el corazón (es decir, el ventrículo izquierdo) para bombear la sangre a la arteria principal (aorta). El músculo cardiaco tiene que adaptarse a este aumento del estrés con el tiempo, y se engrosa.
La presión arterial alta prolongada puede lesionar los riñones si el riego sanguíneo de estos órganos se ve afectado.»
Lectura de la presión arterial
En la lectura de la presión arterial se utilizan ambos números, la presión sistólica y diastólica. En general, la presión sistólica se menciona primero o encima de la diastólica. Una lectura con valores de:
- 119/79 o menos es considerada presión arterial normal
- 140/90 o más se considera hipertensión arterial
- Entre 120 y 139 para el número más elevado, o entre 80 y 89 para el número más bajo es prehipertensión. La prehipertensión significa que puede desarrollar presión arterial alta, a menos que tome medidas.
Posibles daños al corazón por la hipertensión
La hipertensión arterial no suele tener síntomas, pero puede causar diversos daños al corazón; los principales:
Endurecimiento de las arterias
La presión en el interior de las arterias puede causar engrosamiento de los músculos que recubren la pared arterial y estrechamiento de las arterias. Si un coágulo de sangre obstruye el flujo sanguíneo al corazón o al cerebro, puede producir un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular.
Agrandamiento del corazón
La presión arterial alta hace trabajar más al corazón. Al igual que cualquier otro músculo del cuerpo que se someta a exceso de ejercicio, el corazón aumenta de tamaño para poder realizar el trabajo adicional. Cuanto más grande sea el corazón, más sangre rica en oxígeno necesitará, pero menos podrá mantener una circulación adecuada. A consecuencia de esta situación, la persona afectada se sentirá débil y cansada, y no podrá hacer ejercicio ni realizar actividades físicas. Sin tratamiento, la insuficiencia cardíaca seguirá empeorando.
Daño renal
La presión arterial alta prolongada puede lesionar los riñones si el riego sanguíneo de estos órganos se ve afectado.
Daño ocular
En los diabéticos, la hipertensión puede generar rupturas en los pequeños capilares de la retina del ojo, ocasionando derrames. Este problema se denomina «retinopatía» y puede causar ceguera.
Recuerde consultar a su médico regularmente y más a aún si sospecha que padece de hipertensión. De todas maneras, le recomendamos activar un plan de acción para reducir el riesgo, que incluya llevar una alimentación baja en grasas y sal, reducir el peso excesivo, comenzar un programa de ejercicio físico regular, aprender a controlar el estrés, dejar de fumar, moderar o suprimir el consumo de alcohol, y controlar la apnea obstructiva del sueño (AOS), si la padece.
Fuentes consultadas: