Pastor Reinaldo López
Ekklesia “La Congregación”
Estoy muy honrado de regresar a escribir esta columna en Presencia que nos da la oportunidad de compartir el mensaje que el Espíritu nos revela para así suplir la necesidad de aquellos que lo leen.
Pudiera ser contraproducente a la enseñanza bíblica el título de esta columna, pero no lo es. ¿Qué es Pentecostés? ¿Pudiera ser una denominación o el nombre de una institución? Pues no.
Pentecostés es un evento que creó un estilo de vida que involucra a Dios mismo en su tercera manifestación a través de su Espíritu con los seres humanos. Jehová es la primera manifestación de Dios en la tierra, luego Dios a través de Jesús cumple la segunda manifestación y ahora en el Espíritu cumple su tercera y última manifestación entre los hombres para así habitar y mantener relación con nosotros. Pentecostés es una experiencia divina que nos hace recibir en nosotros al Espíritu mismo de Dios en nuestro ser para la guianza y transformación.
El Espíritu Santo es Dios y es Jesús según 1 de Juan 5:7. A través de la primera manifestación dio a conocer su ley y la estableció. Luego, a lo largo de su segunda manifestación, reveló la misericordia y nos impuso la gracia como mecanismo de acercamiento a Dios. Ahora, en su tercera manifestación, nos alerta del mal y nos prepara para el regreso al cielo.
El Espíritu de Dios es el ser divino más importante de la creación, pues es Dios mismo, logrando conexión divina con los hombres a fin de lograr la atención y la aceptación de los seres humanos. ¿El propósito? Guiarnos a lo que es verdadero y justo, para salvar nuestras almas.
Pero el Espíritu nunca ha obrado solo, sino que siempre ha obrado en cuerpos humanos para convencer de pecado. Ese mismo Espíritu que ungió al apóstol Pablo para salvar las almas y liderar al pueblo de Dios, hoy levanta una obra de redención gloriosa a través de Ekklesia “La Congregación”, donde Él en esencia es el centro y su ministerio es revelado para que lo hagamos conocer.
Muchos conocen al Espíritu de Dios como un símbolo o como una paloma o fuego, pero él es mucho más que eso. El Espíritu es una persona misma y por eso le llamamos la persona del Espíritu Santo. Es persona porque cuenta con atributos humanos como el sentir, ver, oír y tocar, que lo posicionan como una persona divina que busca coexistir entre nosotros en este planeta y lograr su plan de recoger a sus hijos y salvarlos del mal.
Entonces, si el Espíritu está en la tierra y el Espíritu es Dios, Dios está en la tierra.