Por: Pastora Rosa María Cepeda
Qué maravilloso es saber que no importa dónde esté escondido tu pesebre, Dios tiene la intención de llegar hasta él.
Es posible que pienses que estoy totalmente equivocada al respecto porque usualmente en esta temporada todos queremos hacer un pesebre para que Jesús “nazca”, pero creo firmemente que hay muchos que no tienen paja, lugar, ni tiempo porque simplemente están luchando con su propia realidad.
Hay muchos como tú en este momento que desean ser visitados por Dios. Hay otros que ya se cansaron y simplemente cerraron todas las puertas que puedan dar lugar a lo más íntimo de ellos pero, ¡te tengo noticias del cielo! Hoy Dios desciende de su trono justo a tu lugar más escondido, justo al lugar de tu vergüenza, de tu dolor y de tu injusticia. Hasta dónde está tu frustración por aquello que esperabas que nunca pasó o por lo que pasó que tanto dolor te causó.
Hoy Dios desciende hasta el lugar donde nadie te quiere acompañar: a tu pesebre, donde están tus más profundos sueños, tus anhelos y los deseos de tu corazón. Creo firmemente que Dios te va a sorprender.
No te canses, no desmayes, Él ya está por llegar a tu pesebre. ¡Créelo!