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Por: Nellie Torres de Carella/Para Presencia, patóloga del habla y lenguaje
El autismo o trastorno del espectro autista se describe como un déficit significativo en la comunicación y en la interacción social en diversos contextos, como en los siguientes:
- Dificultad en la pragmática o comunicación social como en mantener una conversación, intereses reducidos y ausencia de iniciativa en la interacción social.
- Dificultad con la comunicación no verbal que se usa en la comunicación social, como contacto visual limitado o ausente, así como de gestos faciales.
- Dificultad para mantener una conducta adecuada de acuerdo al contexto social, la persona y el lugar.
- Dificultad con el juego imaginativo, falta de interés en otras personas.
Igualmente, se muestra en patrones de comportamiento, intereses o actividades restringidas y repetitivas que se manifiestan en:
- Habla ecolálica (repiten todo lo que oyen), manipulación repetitiva de objetos, colocan objetos en fila, «aleteo » de manos.
- Excesiva fijación con las rutinas, resistencia al cambio, necesidad de rutina y rituales.
- Déficit sensorial y conductas que reflejan híper o hipo sensitividad: no responden al dolor, temperaturas, o presentan fascinación con luces, ruidos y movimientos constantes.
La severidad del autismo va a depender de cuán afectada está la comunicación social y la conducta con relación a los patrones repetitivos y restrictivos.
Aunque el autismo se considera como un trastorno, lo cual implica una serie de características atípicas presentes y comunes en un grupo de individuos, la dificultad con la cual es más difícil trabajar y que más preocupa a los padres es el problema de lenguaje.