Aunque el asma suele asociarse con la infancia, esta enfermedad respiratoria puede aparecer a cualquier edad y afectar significativamente a los adultos mayores. En esta etapa, factores como la disminución de la función pulmonar, otras condiciones de salud y complicaciones en la administración de medicamentos pueden dificultar su manejo.
El asma, una afección crónica que estrecha las vías respiratorias, puede ser grave e incluso mortal, aunque la mayoría logra controlarla con el tratamiento adecuado.
De acuerdo con la Guía Puertorriqueña para el Manejo y Control del Asma en Adultos del Departamento de Salud (DS) de Puerto Rico, “el asma en el envejeciente muchas veces no es identificada porque existe una pobre percepción de los procesos inflamatorios en este grupo poblacional. También, la función pulmonar disminuye con la edad debido a la rigidez de la caja torácica, la reducción de la eficacia de los músculos respiratorios, la disminución del retroceso elástico del pulmón y la remodelación de la vía aérea. La presencia de otras condiciones médicas frecuentemente dificulta el diagnóstico. También, la noción equivocada de que cierto grado de fatiga es “normal” debido a la falta de condición y vida sedentaria”.
Según establece la guía del DS, las enfermedades crónicas en los adultos mayores pueden afectar significativamente su desempeño diario. Por ello, es esencial realizar una evaluación exhaustiva que incluya un historial médico detallado y un examen físico completo. También se debe considerar el uso de múltiples medicamentos y las posibles interacciones entre ellos. Es fundamental realizar una evaluación cardiovascular integral para descartar que síntomas como sibilancias, tos nocturna o dificultad para respirar estén relacionados con problemas cardíacos. Además, se deben incluir estudios como radiografías de tórax y pruebas de función pulmonar.
Factores agravantes y desencadenantes
Los adultos mayores con asma pueden sufrir efectos más intensos debido a:
• Presencia de enfermedades coexistentes como diabetes o artritis.
• Reducción natural de la función pulmonar.
• Dificultades para seguir tratamientos o recordar medicación.
• Exposición a desencadenantes como alérgenos, humo, infecciones respiratorias o estrés emocional.
Diagnóstico y tratamiento
Un diagnóstico temprano, basado en historial médico, pruebas de función pulmonar y alergias, es clave para diferenciar el asma de otras afecciones como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Los tratamientos incluyen el uso de inhaladores, espaciadores y medicamentos, complementados con cambios en el estilo de vida: no fumar, mantener una dieta equilibrada, realizar ejercicio moderado y evitar desencadenantes.
Es fundamental buscar ayuda médica inmediata ante síntomas graves como dificultad extrema para respirar, labios o uñas azulados, o si el inhalador no alivia los síntomas.
El control adecuado del asma permite a los adultos mayores mantener su calidad de vida y prevenir complicaciones severas.
El Departamento de Salud de Puerto Rico, a través de la Unidad de Manejo y Control del Asma, ofrece algunas recomendaciones sobre el manejo del asma en los adultos mayores, entre estas:
- Conserve una lista de sus medicamentos y asegúrese de que estén dentro de la fecha de efectividad.
- Programe sus alarmas para ayudarle a recordar el horario de los medicamentos y citas médicas.
- Identifique y evite los provocadores del asma.
- Mantenga los alérgenos fuera de su hogar y dormitorio.
- Visite a su médico para desarrollar un plan de acción para el asma y conocer cómo controlar tus síntomas.