Por: Javier E. Laureano Pérez, PhD.
Director Ejecutivo
Encontré una de las arterias del dolor en la Tierra y está hecha de agua. Ahí está mi apuesta a un mundo más equitativo.
El trabajo colaborativo, la lucha para combatir la injusticia, el acceso al agua y defender la democracia no es tarea fácil, sobre todo cuando tenemos en contra miles de intereses y fuerzas conservadoras. Una de estas fuerzas es la que nos vende la idea que debemos gastar el equivalente del salario de un día de un obrero pobre para tomar agua de una botella plástica que contiene miles de químicos.
No nos podemos desilusionar, vamos a dirigir esa energía tan fuerte como es la ilusión y la esperanza a desarrollar proyectos, como al que nos estamos uniendo el 26 de octubre en la mañana con los compañeros y compañeras del Colectivo H2O para recaudar fondos dirigidos a comprar filtros de agua para niños y niñas de Nairobi que no tienen acceso a agua potable, por lo que mueren.
Desde que estoy trabajando para ayudar aunque sea mínimamente a lograr el acceso al agua limpia y al ver que millones de personas mueren todos los años de sed y de enfermedades transmitidas por el agua contaminada, mi visión del mundo cambió. Ya no es tan fácil que me sienta desanimado, lucho, como ustedes, por un porvenir más equitativo y justo. Un futuro del agua y para el agua, porque de este recurso es que depende el planeta y nuestra especie y es allí precisamente donde radica la mayor injusticia y se siente el peso esclavizante de los países ricos sobre los pobres.
Vamos a seguir colaborando hasta lograr la victoria.