Cada vez es más común ver cómo las personas tratan a sus mascotas, especialmente a los perros, como si fueran humanos, lo que da paso a un vínculo más emocional. Esta tendencia se conoce como humanización de las mascotas, es decir, el trato que reciben los animales como si fueran personas, hijos o miembros plenos de la familia. Aunque esta transformación ha traído beneficios en el cuidado y bienestar animal, también ha generado debates sobre sus límites y consecuencias.
Esta práctica nace del deseo de integrar a la mascota en la vida familiar. Para muchas personas, los animales son parte esencial del hogar y actúan como compañeros emocionales. Esa cercanía ha llevado a que cada vez más se les considere como miembros de la familia.
La humanización de las mascotas se ha intensificado por factores como los cambios en las estructuras familiares, donde más personas viven solas o deciden no tener hijos, y la influencia de las redes sociales, la publicidad y las figuras públicas, que han normalizado el trato humanizado hacia los animales. Además, la industria de productos y servicios para mascotas ha crecido exponencialmente, ofreciendo desde coches para transportar a las mascotas, ropa, accesorios, spas y otras experiencias de lujo pensadas desde una lógica humana.
Algunas de las formas más comunes de humanización incluyen:
- Vestir al animal como si fuera una persona, sin que exista una necesidad real.
- Esperar que actúe como un humano, por ejemplo, que se siente en la mesa, que no ladre o que responda con actitudes “educadas”.
- Darles alimentos procesados o de consumo humano.
- Celebrar eventos como cumpleaños.
- Atribuirles emociones complejas como celos, envidia o rencor, propias de la especie humana.
- Crearles perfiles en redes sociales con sesiones de fotos, disfraces y rutinas que pueden ser incómodas o estresantes.
- Tratar a la mascota como si fuera un bebé humano, llamándola «mi hijo» o «mi bebé», y esperando comportamientos similares a los de un niño.
Estos actos no son dañinos en todos los casos. Sin embargo, cuando se hacen sin considerar el bienestar del animal, pueden afectar negativamente su salud física y emocional.
Querer a una mascota y brindarle cariño, cuidados y atención no es negativo. Lo importante es respetar su naturaleza como animal y permitirles expresar su comportamiento natural. Los perros, gatos y otros animales domésticos tienen necesidades físicas, mentales y sociales específicas. Tratarlos como humanos puede llevar a ignorar esas necesidades, lo que puede provocar frustración, estrés o problemas de conducta.
Ser un dueño responsable también requiere informarse sobre las necesidades específicas de cada mascota. Es importante consultar con un médico veterinario ante cualquier duda para garantizar su bienestar. Asimismo, se recomienda asegurar que el animal reciba suficiente actividad física y estímulo mental, adaptado a su especie. Además, estar atentos a señales de incomodidad frente a ciertas rutinas o tratos que, aunque parezcan tiernos desde una perspectiva humana, pueden no ser agradables para ellos e inclusive ponerlos en peligro.
Para más información, puede llamar al Colegio de Médicos Veterinarios de Puerto Rico al 787- 520-0237, acceder a www.facebook.com/CMVPR o a la página de Instagram cmveterinarios_puertorico.