Carlos ‘Johnny’ Méndez
Presidente Cámara de Representantes
LUQUILLO – El pasado lunes, 23 de junio, el pueblo de Luquillo sufrió una gran pérdida con la partida física de Edna Josefina Figueroa, exalcaldesa de dicho municipio y una mujer cuyo legado, no solo en obra, sino también en compasión y amor por su gente, nunca será olvidado.
Doña Edna, como se le conocía, fue una mujer como pocas. Educadora de vocación, desempeñándose como maestra por más de tres décadas, siempre estuvo involucrada en acciones dirigidas a mejorar la calidad de vida de las comunidades de su amada “Ciudad del Sol”, frase que ella primero utilizó para describir este hermoso pueblo.
Entre sus pasos por el servicio público se destacan, además, los siete años que presidió la Asamblea Municipal y su elección como alcaldesa, por el Partido Nuevo Progresista, en noviembre de 1988. Su incansable trabajo en ese primer cuatrienio resultó en el apoyo mayoritario de los luquillenses para otros dos términos adicionales en la Casa Alcaldía.
Entre sus enormes aportaciones al desarrollo económico, cultural y social se encuentran la construcción del Centro de Arte y Cultura; impulsar la llegada al balneario La Monserrate del programa para personas con necesidades especiales, ‘Mar sin Barreras’; la creación del Consorcio del Noreste para Adiestramiento y Empleo; y el desarrollo del Parque del Quinto Centenario del Descubrimiento, junto con el Monumento al Cacique Loquillo.
Bajo su administración, también se desarrolló un nuevo parque de bombas y un novel proyecto de viviendas para personas de la tercera edad.
Pero su trabajo fue mucho más allá e incluyó la creación del himno y escudo de armas del municipio y la primera celebración del festival de platos típicos, donde destacó la participación de la mujer y los jóvenes, algo novel para aquellos tiempos.
No hay duda que doña Edna Figueroa fue alcaldesa de alcaldes; aún desde su retiro, esta excepcional mujer laboró para el bienestar de los residentes de la “Ciudad del Eterno Verano”, otra de sus frases que se han convertido en apodos para describir a Luquillo.
Nos unimos en oración por su hija Lesbia, así como por sus hermanos, para que encuentren la paz que solo Dios da en medio de tanto dolor.
Los pensamientos de los miembros de la Cámara de Representantes de Puerto Rico están hoy con sus familiares, particularmente sus hijos, nietos y bisnietos, al igual que sus amistades y el pueblo de Luquillo.