RÍO GRANDE – El estadio Ovidio De Jesús en Río Grande fue el escenario de las trigésimo séptimas Fiestas de la Ciudad del Yunque, un evento que celebró con gran emoción y orgullo a destacados miembros de la comunidad.
En esta edición, las festividades se dedicaron a cuatro riograndeños cuyas contribuciones y logros han dejado una huella significativa en la Ciudad de El Yunque. Los homenajeados fueron:
Eloy Benítez, quien fue honrado por su destacada carrera en el atletismo, que lo llevó a proclamarse campeón nacional en los 100 metros lisos.
Yan Cruz también fue homenajeado tras haber sido seleccionado en la ronda #17 del sorteo de las Grandes Ligas por los Red Sox de Boston.
Asimismo, reconocieron los logros de Gabriela Reyes en el salto ecuestre, donde ha ganado numerosas competencias y ha representado a Puerto Rico en eventos internacionales en Costa Rica, Ohio y Santo Domingo. Su reciente victoria en la categoría metro 1.20 fue especialmente celebrada durante las festividades.
Finalmente, el Chef Ramón “Cobra” Carrillo fue homenajeado por su carrera culinaria. Cabe destacar que inició su carrera como lavaplatos y perseveró hasta convertirse en Chef ejecutivo. Carrillo se ha destacado por su cocina creativa con influencias caribeñas, asiáticas e italianas, dejando una huella significativa en la gastronomía local.
Por su parte, el alcalde de Río Grande, Ángel “Bori” González Damudt, expresó su orgullo durante el evento. “Estas fiestas son una oportunidad para reconocer y celebrar a los individuos que han llevado el nombre de Río Grande a nuevas alturas. Cada uno de los homenajeados ha demostrado un compromiso inquebrantable con su pasión y ha servido de inspiración para nuestra Isla. Estamos inmensamente orgullosos de sus logros y agradecidos por el ejemplo que han dado”, sostuvo González Damudt.
Además, el carnaval contó con la presencia de la madrina Ashanty Douglas y el gran mariscal, el Chef Ramón “Cobra” Carrillo.
Las Fiestas de la Ciudad del Yunque no solo fueron una celebración de la cultura y la música de Puerto Rico, sino también un reconocimiento a aquellos que han inspirado y elevado el nombre de Río Grande con sus logros y dedicación. Con medidas rigurosas de seguridad y un ambiente festivo y familiar, el evento culminó con éxito, dejando un legado de orgullo y unidad.