Por Mark Nieves de Cine Geek (cinegeek.net)
Jurassic World Rebirth marca el regreso inesperado de una franquicia que parecía haber llegado a su final definitivo con Dominion. Dirigida por Gareth Edwards (Star Wars: Rogue One), esta nueva entrega intenta revivir el espíritu original de Jurassic Park con resultados mixtos: logra brillar en lo visual, pero tropieza en lo narrativo.
Lo mejor: la dirección de Gareth Edwards
Uno de los mayores aciertos de Rebirth es la elección de Gareth Edwards como director. Con una mirada cinematográfica clara y un respeto palpable por la estética original, Edwards ofrece algunas de las secuencias más espectaculares que ha tenido la saga desde 1993. Con una notable escala visual, la película devuelve a los dinosaurios su majestuosidad perdida. Una escena inspirada en la novela original de Michael Crichton —una persecución en balsa con un T-Rex— es uno de los momentos más emocionantes y mejor ejecutados de todo el filme.
Un guion que no está a la altura
El gran problema de Rebirth es su guion. Aunque fue escrito por David Koepp, guionista de la Jurassic Park original, su trabajo aquí carece de profundidad. Los personajes son poco memorables, sus motivaciones básicas, y los diálogos no logran conectar. Scarlett Johansson interpreta a Zora Bennett, una mercenaria contratada para recolectar muestras de sangre de dinosaurios en una isla aislada. La acompañan Jonathan Bailey, Mahershala Ali y Rupert Friend, todos atrapados en roles genéricos sin desarrollo real.
Para complicar las cosas, la película introduce una segunda trama con una familia náufraga que termina cruzando caminos con los protagonistas principales. En lugar de integrarse de forma orgánica, ambas historias parecen ensambladas a la fuerza, como si fueran dos películas distintas fusionadas sin cohesión.
Dinosaurios mutantes, pero con poco impacto
La gran novedad de Rebirth es una isla poblada por dinosaurios genéticamente modificados, resultado de experimentos de InGen. Esta idea convierte al filme en una especie de película de monstruos, alejándose del enfoque más “científico” de entregas pasadas. A pesar de su potencial, la ejecución se queda corta. Los nuevos dinosaurios carecen de presencia y las criaturas icónicas —como el T-Rex o los velocirraptores— aparecen brevemente, más como guiños obligatorios que como elementos narrativos.
Además, la coexistencia entre humanos y dinosaurios, planteada al final de Dominion, se descarta rápidamente: ahora todos los dinosaurios viven cerca del ecuador, repitiéndose esta información en múltiples escenas, como si buscaran justificar su ausencia en el resto del mundo.
Veredicto final
Jurassic World Rebirth tenía el potencial de ser la mejor entrega de la saga desde el clásico original. La dirección, la fotografía y la música están a un nivel superior, y algunas escenas de acción realmente impresionan. Sin embargo, un guion débil y personajes sin carisma impiden que la película alcance todo su potencial.
Puntuación: 6.5/10 – Un espectáculo visual que merece verse, pero difícilmente será recordado por su historia.