La hepatitis es la inflamación del hígado, generalmente causada por infecciones virales, aunque también puede ser el resultado de toxinas, medicamentos, consumo excesivo de alcohol, enfermedades autoinmunes u otras infecciones. Esta hinchazón puede afectar el buen funcionamiento de este órgano.
La hepatitis puede ser una infección aguda (a corto plazo) o una infección crónica (a largo plazo). Algunos tipos de hepatitis solo causan infecciones agudas, mientras otros pueden causar infecciones tanto agudas como crónicas.
Existen diferentes tipos de hepatitis:
- La hepatitis viral es el tipo más común. Es causada por uno de varios tipos, los virus de la hepatitis A, B, C, D y E. En los Estados Unidos, A, B y C son las más comunes.
- La hepatitis alcohólica es causada por el consumo excesivo de alcohol.
- La hepatitis tóxica puede ser causada por ciertos venenos, productos químicos, medicamentos o suplementos.
- La hepatitis autoinmune es un tipo crónico en el que su sistema inmunitario ataca su hígado. Se desconoce la causa, pero la genética y el entorno pueden influir.
En general, la hepatitis A y la hepatitis E se transmiten a través del contacto con alimentos o agua contaminados con las heces de una persona infectada. También puede contraer hepatitis E al comer carne de cerdo, ciervo o mariscos poco cocidos.
La hepatitis B, C y D se transmiten a través del contacto con la sangre de una persona con la enfermedad. La hepatitis B y D también se pueden propagar a través del contacto con otros fluidos corporales. Esto puede suceder de muchas maneras, como compartir agujas de drogas o tener relaciones sexuales sin protección.
Los riesgos son diferentes para los distintos tipos de hepatitis. Por ejemplo, con la mayoría de los tipos virales, su riesgo es mayor si tiene relaciones sexuales sin protección. Las personas que beben mucho durante períodos prolongados corren el riesgo de contraer hepatitis alcohólica.
Algunas personas con hepatitis no presentan síntomas y no saben que están infectadas. En los casos que sí se presentan síntomas, estos pueden incluir:
- Fiebre
- Fatiga
- Pérdida de apetito
- Náusea y/o vómitos
- Dolor abdominal
- Orina oscura
- Heces de color arcilla
- Dolor en las articulaciones
- Ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos)
Si tiene una infección aguda, sus síntomas pueden comenzar entre 2 semanas y 6 meses después de haberse infectado. Si tiene una infección crónica, es posible que no tenga síntomas hasta muchos años después.
La hepatitis crónica puede provocar complicaciones como cirrosis, insuficiencia hepática y cáncer de hígado. El diagnóstico y el tratamiento temprano de la hepatitis crónica pueden prevenir estas complicaciones.
El tratamiento para la hepatitis depende del tipo que tenga y si es aguda o crónica. La hepatitis viral aguda a menudo desaparece por sí sola. Para sentirse mejor, es posible que solo necesite descansar y tomar suficientes líquidos. Pero en algunos casos puede ser más serio, incluso podría necesitar tratamiento en un hospital.
Para tratar los distintos tipos crónicos de hepatitis hay diferentes medicamentos y los posibles tratamientos pueden incluir cirugía y otros procedimientos médicos, dependiendo de la condición.
Hay diferentes formas de prevenir o reducir el riesgo de hepatitis, según el tipo de afección. Por ejemplo, no beber demasiado alcohol puede prevenir la hepatitis alcohólica. Existen vacunas para prevenir la hepatitis A y B. La hepatitis autoinmune no se puede prevenir.
En caso de usted presentar alguno de los síntomas asociados con la hepatitis, debe consultar con su médico o un profesional de la salud, quien le puede realizar un examen físico, ordenar análisis de sangre, pruebas de diagnósticos por imágenes o incluyo una biopsia del hígado.
Fuente: MedlinePlus, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU. y el NIH: Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales