Por: M. Linares de Cano
Propietaria de repostería cibernética
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Una semana más y ya estamos en plena Navidad celebrando la Natividad, la familia y todo aquello que nos inspira a ser lo mejor que podemos ser. Es esa temporada en donde escribimos, enviamos encargos por correo y donde la cocina abre sus puertas de par en par dispuesta a recibirnos para una fiesta o para complementar el menú de una fiesta.
Recuerdo de muy pequeña que en casa de mi tía abuelita se formaban equipos de mujeres con delantal en la cintura y pañuelos en la cabeza. Algunas hacían docenas y docenas de pasteles, otras morcillas, mientras otras preparaban los sorullos de canela, tembleques y arroz con dulce.
Era el recuento del año: “que si fulana o fulano hizo o dejó de hacer una cosa o la otra”, lo que paso aquí o allá, quién vino y se fue, etcétera. Eran risas, murmullos, algarabía y carcajadas entremezcladas con imploras a Dios para que guardara la lengua de una, o perdonara a la otra y nos cuidara de todo mal. Mientras que a los más pequeños presentes nos acusaban de chismosos y nos enviaban a jugar al monte.
Esos recuerdos no se pueden olvidar. Nunca pedí la receta de lo que allí hacían, pero si la hubiera pedido me hubieran mirado cruzada porque las recetas de familia son un secreto de estado que heredan unas pocas y yo nunca mostré la habilidad necesaria para merecer consideración.
Cada año me preguntan sobre postres que son fáciles para la época y siempre doy la receta del tembleque. Este tembleque en mi experiencia es sencillo y de sabor balanceado. A la mayoría de las personas le gusta, aun cuando son de otros países. No toma mucho tiempo en estar listo y puedes tener un postre frío o caliente en poco tiempo. Es una adaptación a la receta que encontré en el primer libro de cocina que compre: Cocina Criolla por Carmen Aboy Valldejuli.
2 latas de 15 oz de leche de coco
2 cdas agua o leche
1/2 taza de maicena
2/3 taza azúcar
1/2 cdta sal
1 1/2 cdta de vainilla blanca (opcional)
En una cacerola mediana mezclar todos los ingredientes hasta que esté unido y la maicena no tenga grumos. Llevar a fuego medio alto. Mover continuamente hasta que tome consistencia y se ponga cremoso. Cuando comience a subir burbujas, bajar a fuego lento y continuar moviendo por dos minutos.
Luego verter en moldes. Rinde dos moldes de 7 u 8 pulgadas. Dejar que refresque, poner en nevera y servir con canela por encima. ¡Yum!