Edwin A. Maurás Nieves
Marcos 10: 42-44 (TCB)
“Por eso Jesús les llamó a todos y les dijo: Ustedes saben cómo el poder se les sube a la cabeza de los gobernantes de este mundo, que luego se vuelven tiranos. Pero no debe ser así entre ustedes, más bien, el que quiere ser grande entre ustedes, que se convierta en el siervo de todos, y el que quiera ser el primero entre ustedes, que se comprometa a servir a los demás”.
Si existe algo que debemos rescatar, no solo es orar por nuestros gobernantes, sino enseñar y trabajar para que la gobernanza de cada país sea eficiente con el corazón correcto de un servicio genuino. No uno transaccional, donde esperas servir para recibir algo a cambio, sino más bien por amor a la gente. Sabemos que muchas son las promesas que disfrazan el servicio solo para recibir un voto, pero hoy Dios quiere hacer un recordatorio a todos los gobernantes con esta historia verídica.
María Teresa de Calcuta, conocida por su servicio, fue invitada a un desayuno presidencial para unas palabras de reflexión, esto lo registra la revista TIME en el 1994.
Aunque era conocida por ser una “anciana”, tenía mucho carácter. Y allí, en aquel desayuno, justamente cuando le dan la palabra, lo primero que dijo fue:
“Según el evangelio de Juan nos enseña, que el que dice amar a Dios, pero, no ama a su hermano, es un mentiroso y si ustedes, aquí presentes, no aprenden a amarse unos a otros, son unos mentirosos”.
Todos conocían lo fuertes que podrían ser sus palabras, pero aun así la invitaron, y la pregunta sería; ¿por qué la invitaban si sabían que sus palabras serían así? Sencillamente por la relevancia de su servicio.
Dicho eso, quiero que todo gobernante que pueda leer aprenda dos cosas fundamentales que deben reinar en su posición:
1. Amar a la gente por lo que somos (humanos).
2. Servir sin esperar nada a cambio, servir (genuinamente).
Este no es un llamado a ser creyente, pero si observamos las palabras de Jesús con detenimiento, podemos ver que para Jesús lo importante en las posiciones era el servicio. Y todos sus seguidores debían entenderlo muy bien para no adoptar las malas prácticas del gobierno de su época, que estaba corrompido y maltrataba estando en el poder.
Mi más humilde deseo, a todos, es que podamos vernos como iguales para desarrollar ese amor y ese servicio de manera genuina y crecer juntos en este proyecto llamado: vida.