Por: Dr. José R. Salgado León,
Quiropráctico
«Como la postura que asumimos es una expresión nuestra, si no alcanzamos a manejarla adecuadamente, estaremos como en una montaña rusa física y emocional».
Pocas veces somos conscientes de todo lo que comunica nuestra postura. La forma de mantener nuestra espalda denota el ciclo emocional en el que nos encontramos en determinados momentos. Por eso, una persona cuyo estado de ánimo es de felicidad y regocijo mantiene una postura muy distinta a aquella cuyo estado anímico está dominado por el coraje o la depresión.
¿Qué razones existen para ello? La primera es que nuestra columna vertebral es el marco que sostiene nuestras emociones. De hecho, para que una emoción como el coraje, la depresión o la felicidad puedan sostenerse, el cuerpo primero se prepara asumiendo la postura que servirá como molde para soportar la misma. De ahí que, ante situaciones estresantes, nuestro cuerpo responda preparando la espalda para sostenerlo. En ocasiones es una emoción placentera y en otras de incomodidad.
Esto, por supuesto, tiene un impacto en la vida cotidiana de todos nosotros. Si no logramos comprender lo que nos comunica la columna vertebral, pasaremos el día asumiendo posturas incorrectas para sostener las emociones del diario y por consiguiente, enfrentaremos la irritación física que se manifiesta a través del dolor.
Otra de las razones es que la columna vertebral sirve como un mapa que nos transporta a través de un ciclo que incluye la emoción, que no es otra cosa que la acción a tomar; el sentimiento, el comportamiento, o cómo actuamos ante situaciones específicas, hasta llegar a la conciencia, que es el pleno conocimiento de lo que debemos evitar o deseamos lograr. Este ciclo es el que tiene un impacto palpable en nuestras vidas ya que nos lleva a tomar decisiones que con seguridad, habríamos reconsiderado o tomado con anterioridad.
Como la postura que asumimos es una expresión nuestra, si no alcanzamos a manejarla adecuadamente, estaremos como en una montaña rusa física y emocional. Por ello es imprescindible observar, descubrir y vigilar.
La observación nos ayudará a identificar qué postura asumimos cuando atravesamos por las más variadas emociones. Al identificarlas, descubriremos cuáles colocan mayor tensión sobre la espalda y finalmente, debemos estar vigilantes a cualquier señal de dolor. Generalmente el dolor es una llamada de alerta que nos anuncia que algo no funciona correctamente en nuestro cuerpo y tenemos que descubrirlo. Estos mismos principios aplican al momento de enfrentar situaciones de lo cotidiano como el trabajo, la familia o las relaciones interpersonales
La columna vertebral es el conducto por el que se proyecta la información que atraviesa por nuestro sistema nervioso. Entender lo que nos comunica y cómo atenderlo es el inicio del viaje para transformar no solo nuestra salud sino todo lo que nos rodea.