Por: Redacción Presencia
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SAN JUAN- La Navidad es una época del año asociada con compartir de manera amorosa y alegre. Sin embargo, para las personas con Alzheimer y quienes cuidan de ellos, puede ser una etapa llena de tristeza y tensión.
La enfermedad de Alzheimer aqueja alrededor de 30 mil personas en Puerto Rico, siendo las personas mayores de 65 años de edad el grupo mayormente afectado. Son los padres y abuelos los que se ven afligidos por este desorden neurológico-cognitivo que altera su diario vivir.
Los familiares y cuidadores de pacientes de Alzheimer deben considerar siempre su condición al incorporarlos a una celebración, evitando así que el mismo se sienta aturdido, confundido o desconcertado.
Los ruidos excesivos de las fiestas, los fuegos artificiales y productos de pirotecnia, y el estrés característico de estos días, pueden poner nerviosos y estresar a los pacientes que sufren de Alzheimer. Se debe tener presente que los pacientes de Alzheimer reaccionan de manera diferente a las circunstancias debido a la falta de memoria y la frustración característica de la enfermedad.
Aunque las navidades no suelen estar caracterizadas por el silencio o la calma, se deben planificar actividades tranquilas a ser realizadas con ese familiar con Alzheimer como preparar una cena, leer o ver fotografías familiares. A su vez, se le debe hablar despacio y con buena pronunciación, transmitiendo paciencia y tranquilidad.
Algunos consejos para integrar al familiar a las festividades sin mucho percance son asígnarle tareas sencillas que lo ayuden a mantenerse concentrado. Mantener una decoración sencilla en el hogar, ya que demasiadas luces y colores fuertes suelen ser un factor que desconcierta y desorienta a la persona con Alzheimer.
Además, procurar compartir en un clima tranquilo y sin mucho ruido; de haber música, utilice música alegre de su juventud o niñez. La música es el estímulo al que más capaces son de responder los pacientes de Alzheimer y si el paciente se encuentra en un hogar para envejecientes, considere la posibilidad de hacer una pequeña celebración en el lugar pues salir a la calle significa un estrés adicional.