(Foto/Archivo)
Profeta Emilia López
Romanos 8: 28 al 39| Sabemos que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Lo malo sigue prevaleciendo en nuestro mundo caído, pero Dios es capaz de cambiar todas las cosas, todas las circunstancias a nuestro favor.
Tenga presente que Dios no está ocupado en hacernos felices, sino en sus propósitos, sin embargo esta promesa no es para todos. Es solo para los que aman a Dios y forman parte de los planes de divinos. “Los llamados” son todos los que el espíritu santo convence y permite que reciban a Jesús.
Estas personas tienen una nueva perspectiva, una nueva mentalidad en la vida, confían en Dios, no en los tesoros de la vida, buscan seguridad en el cielo, no en la tierra.
Aprendan a aceptar el dolor y la persecución no a lamentarnos, porque Dios está con nosotros.
Verso 29: la meta suprema de Dios en cuanto a nosotros es hacernos semejantes a Jesús ( 1ra de Juan 3: 2) A medida que vamos siendo como él descubrimos lo que en realidad somos, las personas para lo cual fuimos creados. ¿Cómo podemos ser conformados a la semejanza de Jesús? Leyendo y prestando atención a la palabra de Dios estudiando su vida en la tierra a través de los evangelios, llenándonos con el espíritu santo y haciendo su obra en la tierra.
Algunos creen que en esto versículos ( 29 – 30 ) dicen que antes de la fundación del mundo, Dios determinó quiénes habrían de recibir salvación.
Otros dicen que Dios sabía quiénes responderían positivamente, y sobre ellos puso su marca (predestinado). Lo que está claro es que el propósito en cuanto al hombre (mujer ) no fue producto de un pensamiento tardío, sino que determinó antes de la fundación del mundo
La humanidad se creó para servir y glorificar a Dios, si usted aceptó a Jesús regocíjese porque Dios siempre lo ha conocido, su amor es eterno. Su sabiduría y su poder son supremos, él le guiará y le protegerá hasta el día en que llegue a su presencia.