Pastor Abner Hurtado
Lucas 17:7-10 “¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: Pasa, siéntate a la mesa? ¿No le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto, come y bebe tú? ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no. Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.”
Después que Jesús nos insta a “decir” o “hablar”, seguidamente; en Lucas 17:7 nos habla de un siervo.
¿Qué es ser un siervo? Personas completamente sometidas a la autoridad de un señor, de un amo para el que trabajaban gratuitamente.
Ese siervo llamado fe debemos ponerlo a trabajar a nuestro favor; nosotros le damos órdenes.
Lucas 17: 8 “¿No le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto, come y bebe tú?”
Podemos concluir de estos versículos lo siguiente:
• Tenemos un siervo llamado fe.
• El siervo llamado fe lo debemos activar hablando, diciendo, conforme a la Palabra de Dios.
• Tenemos una medida de fe; el problema no es la medida de fe, el problema es que no la accionamos.
• Nuestra fe, nuestro siervo, lo activamos basados en la Palabra de Dios.
• El siervo camina, la fe camina.
• El siervo trabaja; la fe trabaja por ti y para ti.
• El siervo apacienta, la fe apacienta.
• El siervo tiene oídos, la fe tiene oídos.
• Le puedo ordenar a la fe que me sirva en todo lo que deseo.
• Háblale, ordénale, hasta que estés saciado.
• La fe es inútil cuando ya hizo lo que se le envió.
• La fe es un músculo.