GUAYNABO – Ante la seguía en los embalses y los cambios climáticos, la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) presentó alternativas de mitigación para proyectos municipales relacionados al manejo de agua potable.
Según explicó el Dr. Gregory Morris, experto en hidrología e ingeniería ambiental, durante una conferencia dirigida a personal técnico de la Agencia para el Manejo de Emergencias Federal (FEMA, por sus siglas en inglés) la sequía de los embalses del país no responde a la falta del recurso agua sino a la acumulación de sedimentos y a los cambios climáticos. En el adiestramiento se discutieron las posibles medidas de mitigación para proyectos municipales relacionados al manejo de agua potable.
A pesar de que el consumo de agua en Puerto Rico es menor que en otras jurisdicciones de Estados Unidos, la sedimentación tiene un efecto nefasto en las reservas del país. “Para aumentar nuestras reservas de agua es preciso desarrollar proyectos que sean autosustentables. Esto incluye represas diseñadas para disminuir el depósito de sedimentos, que los desvíen sin acumularse en la reserva de agua o sistemas que limpien estas acumulaciones”, indicó Morris.
Según el ingeniero, una de las represas que reúne estas características se encuentra en Arecibo. El 95% de la sedimentación se desvía a Río Blanco, lo cual permitirá que la represa se mantenga en operaciones por cientos de años sin perder su capacidad.
En la conferencia se enumeraron varios métodos que pudieran implementarse para maximizar las reservas de agua del país. En Carraízo, por ejemplo, el ingeniero recomendó un proceso de filtración conocido como “sluicing”. Mediante este método el agua se libera al río a través de compuertas localizadas al fondo de la represa, llevándose parte del sedimento acumulado. De igual manera, en las represas de los lagos Dos Bocas y Caonillas en Utuado, es recomendable rehabilitar cuatro desvíos de cuencas, que son conductos de flujo de agua que mueven el agua de un río, donde el agua es abundante, a otro con menos caudal. En los tres casos el dragado es una posibilidad, pero es una medida sostenible solo si el sedimento es liberado al océano.
Expertos coinciden en que la implementación de estas medidas puede contribuir a reducir la sedimentación, especialmente en épocas de menor precipitación. En 1994 Puerto Rico experimentó uno de los períodos de racionamiento de agua más severos en la historia. Esta sequía causó pérdidas a la economía de la Isla de aproximadamente $300 millones, de los cuales $165 millones fueron en la agricultura, según el estudio “Análisis del Impacto de la sequía en la economía de Puerto Rico de la Junta de Planificación, años fiscales 1994 y 1995”.