Por: Dr. Jose Meléndez, Pastor
“Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayóel castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados.” Isaías 53: 5 (NVI)
En esta semana conocida como Semana Santa o Semana Mayor, es un buen tiempo para meditar en lo que fue una muerte tan cruel y a la misma vez llena de una fuerte pasión que lo dio todo.
En lo personal creo que este versículo es de los más significativos respecto a la obra de Jesús y su pasión. Es un versículo el cual debemos meditar adecuadamente para comprender su poder y el acto de amor que Jesús hizo por la humanidad.
Cuando alguien era crucificado, este era avergonzado públicamente y la gente a su alrededor hacía mofa de ello. Pero en el caso de Jesús fue algo más.
A él no lo llevaron a morir; ÉL quiso ir. A ÉL no lo mataron; él dio su vida y aunque algunos, que no lo ven como salvador o el hijo de Dios, entienden que morir en la forma en la que murió es sinónimo de debilidad. Aún más, hay gente que cuestiona el que Dios no permitiera que Abraham matara a su hijo, y que sin embargo matara al suyo y de esta manera.
Jesús vino con una encomienda y él sabía muy bien el alto precio a pagar, y no sería posible cumplir esta asignación sin una fuerte pasión. Hay un principio que dice así, “Lo que te apasiona te controla “y su pasión por la humanidad lo llevó a soportar todo para poder darnos todo; era todo o nada y sus hechos hablan por sí solos.
Dice el verso que sobre Él recayó el castigo y todo lo que yo merecía él lo cargó. Cuando Jesús le pidió al Padre que si era su voluntad pasara de Él esa copa, la copa se refería a la ira de Dios. Por lo que en lo espiritual, Él cargó todas las maldiciones y recibió sobre sí la consecuencia de los pecados de todos los hombres de todos los tiempos. Para que en el momento en que cualquier persona decida creer en Él, esa
Persona sea salva y considerada justa a los ojos de Dios.
También en lo natural, la cruz fue el peor de los castigos. Una persona que era crucificada era quebrantada de algunos de sus huesos, sufría hemorragias, su cuerpo era traspasado con metal, su función respiratoria disminuía, y en algunos casos sufrían paros cardiacos.
No obstante esto, en este versículo vemos que además Jesús fue molido, Su cuerpo fue machacado, desfigurado, y tenía llagas en su cuerpo, y son esas mismas llagas que sanan de toda enfermedad a todo aquel que en Él crea.
Jamás su intención fue que lo miraran con pena. Aun camino al calvario les dijo a unas hijas de Jerusalén: No llores por mí, llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. (Lucas 23:28) Lo que Jesús hizo fue por amor y lo dio todo y sin reserva.
Así que te invito asistas a una Iglesia y ve a celebrar la vida que nos dejó Jesús, y adoramos a Dios con todas nuestras fuerzas y amor.