Por: Redacción Presencia
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Las separaciones son siempre difíciles, especialmente cuando llega el momento de decidir quién se queda con quién.
Aunque esto muchas veces “es tema” cuando las parejas tienen un hijo, últimamente ha surgido la tendencia a pelearse por la mascota de la casa. Y es que los lazos que se crean al relacionarse con estos tiernos animales son tan potentes que ya pasan a ser uno más de la familia.
Por eso, cuando la relación de sus dueños termina por completo, surge un inmenso inconveniente que incluso puede concluir en demandas legales. Es que las exparejas son capaces de pelear con un abogado al lado para tener de vuelta a sus mascotas. Tanto así que incluso, algunos han terminado con el juicio ganado y otros con cuotas alimenticias para los animales.
Pero para evitar llegar a tribunales, también se pueden establecer ciertas normas y ahorrarse esta situación. Por ejemplo, conversar antes sobre el tema y decidir qué hacer en el supuesto de que se terminara la relación. Si los dos se comprometen a actuar de acuerdo a lo establecido, esto no debería ser un problema.
Por otro lado, si quieres tener una mascota en el momento que vivas en pareja, asegúrate de que se entienda que es tuya. Esto no significa que el otro no va tener derechos, ni poder encariñarse con él, sino que solo se va a saber que dado algún quiebre en la relación, el dueño eres tú.
Ya en el caso de que no haya vuelta atrás, y la separación sea totalmente efectiva, se pueden tomar medidas amistosas que dejen a ambas partes felices. Una de ellas es compartir la tenencia de la mascota creando turnos dependiendo de los horarios y días libres. Finalmente, si se decide que el animal se quedará solo en una casa, el otro puede sacarlo a pasear o visitarlo cuando pueda.
Por eso, se precavido. Una simple conversación puede solucionar lo que se transformaría en un enorme gasto de tiempo y dinero. (www.mascotadictos.com)