Por Pastora Rosa Cepeda / Para Presencia
Cuando te miras al espejo, ¿a quién vez? Porque lo que veas (el pensamiento que tienes de ti mismo) eso proyectarás a los demás.
En muchas ocasiones esperamos que otros definan cómo nos ven para nosotros asumir la postura de creer y proyectar cómo nos debemos ver, pero al contrario: primero debemos definir quiénes somos y cómo nos proyectamos para impactar a los que nos rodean con nuestro carácter.
La Biblia registra en el libro de los Jueces que los enemigos de la familia de Gedeón asesinaron a unos jóvenes que resultaron ser los hermanos de Gedeón. Posteriormente refiriéndose a ellos resaltaron que los asesinados tenían apariencia de hijos de rey. Ellos, en efecto, no sólo tenían apariencia (proyección) sino que eran (definición) hijos del rey.
Puerto Rico tiene que recuperar su verdadera identidad; un pueblo a quién Dios designó como la “Isla del Cordero”. Somos y seguiremos siendo ante los ojos de Dios su especial tesoro aunque nos resistamos a brillar en la oscuridad. Tenemos el potencial de ser hijos aunque no nos veamos a nosotros mismos como sus hijos ni lo veamos a Él como un Padre amoroso que sigue estando presente para representarnos, cuidarnos y corregirnos.
Ya es tiempo de que nos miremos al espejo y veamos el carácter de Dios en nosotros. Date la oportunidad de abandonar el ropaje que nos han puesto de vagos, intolerantes, desenfrenados, violentos, desobedientes, miserables y pobres.
Levántate, Puerto Rico y mírate en el espejo. Reflexionemos y definamos quiénes somos para proyectar lo que realmente somos. Que todos en el norte, sur, este y oeste podamos creer, vernos y proyectarnos como Hijos del Rey. ¡Bendecidos!
