Mirta Andrades Ruiz. (Foto/Suministrada)
Por: Keishla Rolón
CAROLINA – Desde muy niña, Mirta Andrades Ruiz supo que la vida no siempre es color de rosa; no obstante, también se dio cuenta que el éxito era el fruto de la determinación y la perseverancia individual.
Actualmente es la presidenta del cuerpo de la Legislatura Municipal de Carolina, cargo que aceptó en el 2019 aunque su labor legislativa data del año 2005; para ella, el que una mujer presida este importante grupo de servidores públicos, es más que un privilegio, una gran responsabilidad.
“Para mí es un logro el que una mujer puertorriqueña presida el cuerpo legislativo de un Municipio tan importante como lo es Carolina. He recibido el apoyo de los ciudadanos, del alcalde y de mis compañeros legisladores, pero ese respeto me lo he ganado con el esfuerzo y sacrificio de honrar el cargo legislativo que ocupo. Mi norte es el servicio y esto no es una posición privilegiada, es una oportunidad de hacer muchas más cosas por mi pueblo”, recalca Andrades.
Siempre hace hincapié en su vocación de maestra y en el genuino deseo de poder educar en la medida más amplia posible. Para esto se arma de los valores humanos que recibió de su familia y del ejemplo vivo que le heredó su madre.
“Mi mejor ejemplo de una mujer extraordinaria es mi mamá. De ella heredé la fortaleza que se necesita para enfrentarse a un mundo como el que vivimos ahora. Ella era muy fuerte, de un carácter muy fuerte, pero a la vez dejaba de ser de ella para ser de los demás; siempre nos enseñó a tener en cuenta la necesidad del prójimo y eso lo tengo bien presente en mi vida”, nos confiesa con voz entrecortada.
Desde hace más de 20 años es madrina del Hogar de Niñas de Cupey; un espacio donde residen niñas desde los siete hasta los 18 años y que administra un grupo de monjas. Impactar a otras mujeres también es una misión que ha tomado muy en serio.
“Yo atiendo al grupo de niñas del Hogar de entre los 12 a 16 años… una edad fuerte, pero es precisamente ahí en esa edad donde necesitan más apoyo”, nos dice. “Cuando luego me las encuentro y las veo ya desarrolladas como mujeres de bien, con sus familias y sus hijos es la mejor satisfacción que tengo. Mi propósito es sembrar esa semilla que germine en alguien de provecho, a pesar de no haber crecido en las mejores circunstancias.”
Y es que la familia es el pilar más importante para esta mujer carolinense. Mirta se siente orgullosa de sus dos hijos, Roberto Carlos y Mirta Gisselle y de su sobrina Noraida Marie. Cuenta con cinco adorables nietos: Yalizbeth, Andrea Isabelle, Carlos Gabriel, Alejandra Carolina y Amira Nahir. Para ellos se esfuerza diariamente, pues entiende que construye hoy lo que disfrutarán ellos en el mañana. Igualmente siente un gran compromiso con los legisladores municipales jóvenes que sirven en la Legislatura Municipal de Carolina actualmente y a los que procura educar sobre el arte del servicio desprendido y la importancia de la empatía dentro de la misión legislativa.
“Con la llegada de la pandemia nos dimos cuenta cuán vulnerable somos. Me siento satisfecha con el rol que hemos llevado en Carolina pues, al igual que el alcalde, José Carlos Aponte, queríamos que la gente no sufriera de sentirse solos y abandonados. Nos convertimos en una gran familia que suplían alimentos, mascarillas, que estábamos ahí para ayudar a los que les afectó el COVID… que le pudimos dar un poco de música en Navidad… y que poco a poco estamos trabajando juntos para superar esto”, puntualizó.
“Perseverar en tiempos difíciles. Esa es la clave… ah y por supuesto no perder nunca la fe en Dios. El trabajo legislativo es uno muy rígido y velar por una administración sana no es fácil; pero dentro de todo esto, lo más importante es nunca olvidar que todos somos iguales, que somos humanos y que nos necesitamos unos a otros para poder ser felices”, concluyó.