Por: Juan Fernando Cruz Torres
Conferenciante, escritor y empresario
jubilee@jubileepr.com
Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora (8 de marzo) durante este mes, queremos traer a tu atención una preocupación compartida por todos. Me refiero a la violencia contra éstas.
Cuando una persona no cuenta con las herramientas para manejar las crisis, suele canalizar sus frustraciones y miedos de manera perjudicial para con ella y en ocasiones contra los más vulnerables en su entorno inmediato.
Las circunstancias por las que atraviesa la economía actualmente, lleva a algunas personas a tomar decisiones y acciones desacertadas y hasta fatídicas, muchas veces afectando a inocentes.
Las mujeres, particularmente, se encuentran entre los grupos más expuestos a la violencia en muchos países, debido a las creencias, interpretaciones y adoctrinamiento religioso errado e influencias de algunas culturas. A nuestro juicio, todo hombre, en especial un líder que se autoproclame cristiano, lo menos que puede hacer es emular a Jesús en su trato para con las mujeres.
Los mejores líderes, como ciudadanos de buena voluntad, reconocen que es su responsabilidad ayudar y velar por los que están en mayor riesgo de ser lastimados, entre ellos:
- Las mujeres.
- Los niños.
- Los ancianos.
- Las mascotas.
- Los pobres y/o desamparados.
Jesús, en lo que se refiere a las mujeres, impartió cátedra a los líderes religiosos y hombres de su época, mostrando hacia ellas su amor, el cual tradujo en respeto, sensibilidad compasión y empatía. La Palabra de Dios, La Biblia, nos exhorta a tratarlas como vaso más frágil. Por lo que nosotros, tanto con las mujeres como con los otros grupos más vulnerables no podemos hacer menos que:
- Reconocerlas, Afirmarlas, Validarlas, Protegerlas y Cuidarlas.
Esto, como una expresión auténtica de nuestra fe y manifestación de amor a ellas y a nuestro líder inspiracional por excelencia, Jesucristo. Ya es hora de poner un alto al discrimen y hacerle justicia a las mujeres, maravillosa creación de Dios. Hablemos claro, ellas han demostrado ser, sin lugar a dudas, tan o más capaces que nosotros los hombres en muchas de las labores y disciplinas en las que se desempeñan.
Concluyo invitándote a que tengas presente que: «Tanto el respeto, como el compromiso que sentimos por alguien, son como el amor. Cuando lo expresamos, hacemos la diferencia y transformamos vidas». JFCT. Mi mayor expresión de gratitud a nuestro Creador; y mi admiración, respeto y estimación por ser tan especiales, mujeres.