Carlos & Vidalina Echevarría
Psicólogos, Pastores consejeros
¿Sabes lo que hizo Jesús por nosotros en la cruz? Fue molido por nuestros pecados. En su libro, Isaías (53: 4-5), el profeta resalta el hecho asombroso de la aflicción del siervo Jesús. De su humildad, que siendo Dios se humilló haciéndose hombre, tomó sobre sí nuestros pecados, cargó nuestras enfermedades y llevó nuestras culpas. Sufrió por el pecado de todos nosotros los hombres y mujeres y siendo inocente asumió la pena. Este Mesías sufriente por sus llagas, nos redimió de la maldición de la ley y resucitó al tercer día para darnos vida eterna. La razón de tanto sufrimiento fue por amor, nos amó y nos dio la redención de nuestros pecados.
Cuando pensamos en las cicatrices que Cristo llevó por nosotros, viene a nuestra mente una historia que escuchamos mientras ministramos en una base militar de Carolina del sur. Dice la historia que el General de guerra John B Gordón, muy recordado y venerado por su trayectoria militar en el sur de los Estados Unidos después del cese de la guerra, fue nominado para candidato al Senado de los Estados Unidos. El día de su nominación fue presentado para que expusiera su programa como legislador y así lo hizo. En ese cuerpo legislativo había un hombre que había sido compañero de guerra del General Gordón. Este guardaba mucho resentimiento contra él y había decidido votar en contra.
¿Pero qué sucedió? Que cuando este hombre fue llamado para que hiciera su voto, ya él estaba preparado para votarle en contra a Gordon, pero antes de hacer su decisión miró hacia la plataforma donde estaba este sentado y sus ojos se posaron en una gran cicatriz que tenía en su rostro el general y recordó la herida que había sufrido este valiente hombre mientras defendía a sus soldados en la batalla. El recuerdo y los sentimientos de culpa, de dolor y de gratitud por el sacrificio de su general no le permitieron hacerlo. Y se dijo a sí mismo, no puedo hacerlo, se me había olvidado la cicatriz.
¿Cuántos de nosotros nos hemos encontrado en el mismo lugar de este soldado que se le había olvidado la cicatriz en el rostro de su general por el dolor y el sacrificio que sufrió en la batalla por sus hombres? O como Tomás, el discípulo de Jesús, que cuando le dijeron que Jesús había resucitado dijo: si yo no veo en sus manos las cicatrices y meto mis dedos en el sitio de los clavos y metiere las manos en su costado, no creeré. Jesús había dicho a sus discípulos que resucitaría y así fue y en Juan 20, 24 vemos un ejemplo de esto.
Jesucristo resucitó entre los muertos para que nosotros también tengamos vida eterna. Él vive y porque él vive nosotros también viviremos ¡Aleluya, Cristo resucito! Si creemos en Cristo también resucitaremos. No hay poder alguno que nos ate aquí. La muerte no le venció y no nos vencerá a nosotros.
¡Happy Easter! Feliz pascua de resurrección.
Visita a una iglesia, Cristo murió por amor a nosotros. Congrégate.
¡Que Dios te bendiga rica y abundantemente!