Drs Carlos y Vidalina Echevarría
Psicólogos, pastores y consejeros cristianos
El poder ayudar a otros a valorarse y levantar su autoestima es algo que a todos nos gusta hacer y causa mucha satisfacción. Pero para poder ser efectivos en la tarea de ayudar tenemos primero que ayudarnos y valorarnos a nosotros mismos. La visión interna que tenemos de nosotros influencia nuestras decisiones y todo lo que hacemos aquí ahora y que planeamos hacer en el futuro.
Estamos en las postrimerías del año escolar y escuchamos a muchos estudiantes expresarse con temor y temblor ante la idea de tomar un examen para ingresar a una universidad. Sufren al pensar en tener que pasar por una entrevista de trabajo y más aún la idea de expresarse en público o hablar por un micrófono los aterroriza. Claro está, es natural que lo inesperado y lo desconocido cause ansiedad e inseguridad. Pero no todos respondemos de la misma manera a una misma situación. La persona con una autoestima saludable responde de forma activa y positiva ante las oportunidades de la vida. Está segura de sí misma habla con ideas, da opiniones y se expresa con cordura sobre lo que está pasando dentro del ambiente. Sabe evaluar y controlar sus pensamientos.
El expresidente de los Estados Unidos, Abraham Lincoln, una vez hizo la siguiente aseveración: “muchas personas son tan felices como ellos mismos hacen que su mente crea que lo son”. La mente nos lleva a creer un sinnúmero de cosas que no son ciertas, está en constante movimiento y no descansa. Detrás de cada pensamiento hay un sentimiento que te puede ayudar a seguir tus metas o te puede paralizar en el logro de tus sueños futuros, Cuida tus pensamientos y lo que dices porque lo que dices o confiesas con tu boca eso recibes. La Biblia nos enseña a evaluar los pensamientos diciendo: “si hay virtud alguna, si hay algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8b).
Nunca pienses que no puedes lograr tus metas porque hasta aquí has llegado en tu trayectoria académica y alcanzado muchos logros. Confía primero en Dios después en tu mismo porque “todo lo puedes en Cristo que te fortalece” (Filipenses 4:13).
Si eres de los que se gradúan este año, es muy probable que el pensar en que depara el futuro te cause ansiedad, desvelos y pensamientos de duda, temor e insomnio. No temas ante la vida, has logrado muchos triunfos y estos anuncia que vendrán otros todavía mayores. La clave está en confiar en Dios y serle fiel y verás que tendrás triunfos mejores. Serás tan triunfador como tú creas que lo eres.
Adelante graduando… Vamos a ti.