Edwin Maurás
(Mr 14:12-25, Mt 26:17-29, Lc 22:7-23, Jn 13:21-30)
Según la historia, nos confirma que una de las actividades que Jesús más hacía era comer a la mesa con aquellos que la sociedad y la religión marginaban. De hecho, en varias ocasiones, según algunos pasajes, a sus discípulos le preguntaban ¿por qué su maestro come y bebe con pecadores? (Mt 9:11).
De alguna manera Jesús quería llegar a la gente que muchos rechazaban y presentarle su mensaje de amor e inclusión, ya que de ninguna otra manera sería posible a menos que no fuera visitándolos a sus casas y comiendo a la mesa.
Jesús en la mesa profundizaba con sus discípulos cosas que no decía en círculos más abiertos. Es por esto que nosotros debemos volver a la mesa. Allí podremos profundizar en Jesús y descubrir verdades íntimas. Veamos cuáles fueron aquellas verdades íntimas y profundas que comparte con sus discípulos en la mesa.
• Alguien entregará a Jesús a las autoridades.
• La representación del pan.
• La representación del vino.
• La importancia del servicio.
¿Qué aprendemos de Jesús y la mesa?
Aprendemos que para Jesús era importante la mesa porque era un tiempo de koinonía, de compartir, de hablar, de revelarnos secretos e intimidades, de hablar de él, de fortalecernos juntos, de comer, y por supuesto, de recordarle para siempre. Aprendemos que la mesa es para todos aquellos que deseen y decidan por Jesús, de hecho, el amigo puede ser parte de la mesa porque así también llamó Jesús a sus discípulos. La mesa abre espacios para el arrepentimiento, para la liberación, para la restauración, para el perdón de pecados (Mat. 26:28) en fin, la mesa es parte de lo que Jesús enseñó y sus palabras finales en cada evangelio nos siguen invitando a ella:
Lucas 22:19 (TCB)
“… Este es mi cuerpo que es entregado por ustedes, hagan esto en memoria de mi…”
Juan 13:15 (TCB)
“ya que les di ejemplo, así como yo lo hice, ustedes también lo deben hacer”
Mi pregunta final en este capítulo sería: ¿estaremos celebrando la mesa con los principios que Jesús enseñó?