Pastor Abner Hurtado
En el Libro de los Hechos, Dios le habla a Pablo de una manera interesante y en el capítulo 26:18 dice la palabra de Dios: “Para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados” , esta escritura nos enseña el propósito para el cual Dios llamo al Apóstol Pablo, y es el mismo principio el cual podemos aplicar en nuestra vida y hacernos las siguientes preguntas: ¿Cuál es el propósito para el cual Dios nos llama a su rebaño?, ¿Cuál es el propósito por el cual te conviertes en un verdadero cristiano y entras en el redil de Dios?
Para responderlas, la palabra de Dios te lo dice y en primer lugar Jesús le dijo a Pablo:
– Para que abras los ojos: primeramente insistimos en predicar el evangelio con el propósito de que las personas puedan abrir sus ojos espirituales, y se necesita tener visión en la vida y ver con claridad el propósito por el cual fuimos creados. Esos deseos que tienes en tu vida se pueden convertir en una realidad y Jesús se lo dijo al Apóstol Pablo, así mismo te lo dice a ti; cuando recibimos a Cristo en nuestro corazón lo primero que El hace es abrir nuestros ojos espirituales.
En segundo lugar, Jesús le dijo al Apóstol Pablo:
– Para que se conviertan de las tinieblas a la luz: Después de que recibes a Jesús en tu corazón, el paso siguiente es que trasladarte de las tinieblas a su luz. Dice la escritura: “Porque no tenemos lucha contra carne y sangre, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” Efesios 6:12, y es por esta razón que el mundo espiritual es mucho más real que el mundo natural y debes saber identificarlo. Se necesita pasar del mundo del pecado, del odio, de la oscuridad, de los celos, del fracaso, de la enfermedad y de todo aquello que hacer sufrir al ser humano para entonces ver resplandecer la luz de Cristo en nuestra vida. Aunque desde la fundación de mundo había un gran desorden y enorme vacío Dios se puso en pie en el universo y pronuncio con su boca: – Sea la Luz – y fue la Luz; y es porque El necesitaba ordenar todo aquel desorden, y hay muchas personas que se encuentran en esa condición y Dios desea encender su Luz dentro de ellas. Y fue así como el Apóstol Pablo entendió que Dios los llamo para trasladarlo de un lugar negativo a uno positivo.
En tercer lugar Jesús le dice al Apóstol Pablo:
-Para pasar de la potestad de Satanás a Dios: Satanás vino a matar, robar y destruir pero Jesucristo vino para darnos vida en abundancia, el deseo de Dios no es solo que vivamos sin rumbo, hay personas que no viven sino que parecieran ser sonámbulos, pero Jesús le dijo al Apóstol Pablo que quería liberarlo de las garras de Satanás porque la voluntad Dios es que tengas paz, gozo, paciencia, fe y que tengas una vida en tranquilidad, amor y armonía y es lo que Jesús quiere hacer en tu vida: – Liberarte – para que te goces en el deseo de Dios para ti.
En cuarto lugar Jesús le dice:
-Para que reciban por la fe, que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados: Jesús desea perdonar nuestros pecados y quiere quitar toda falta por medio de la fe, por la gracia de Dios somos salvos y esto es un tesoro que Dios da al hombre. Espiritualmente se puede vivir feliz y esto se verá reflejado en tu vida, en tu cuerpo y en el día a día.
Abre tus oídos espirituales y escucha la voz de Jesús diciendo que por medio de la fe recibirás una herencia, y esa herencia es el mejor tesoro de Dios para nosotros la cual es el mismo Cristo en nuestro corazón, Jesús reinando y trayendo paz a nuestra vida. Dice la palabra de Dios acerca de esta herencia: “Para un herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.” 1 Pedro 1:4-5. Y con esto Dios te dice que tienes derecho a vivir en paz, en sanidad, en amor, en tranquilidad, en gozo placentero, a vivir en todas las cosas que pertenecen a la piedad. El deseo de Dios no solo es que tengamos cosas y bienes en esta tierra sino también que el día que ya no estemos aquí podamos tener nuestra herencia en el cielo, así que camina en fe y aprópiate de esa herencia de bendición.