Por: Apóstol Wanda Rolón / Para Presencia
Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pues de Jesús, oía su palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿No te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada. (Lucas 10: 38-42)
Jesús es un Dios de familia. El busca al que está solo pero también va a casa de la familia.
Lamentablemente muchas iglesias están menguando, el pueblo está tan comprometido que no tiene tiempo para ir a avivar su vida espiritual.
Marta estaba tan abrumada con los quehaceres de su casa que había olvidado cuales debían ser sus prioridades. Es triste estar muy envueltos en los ministerios, y no tener tiempo para el Señor que nos dio el ministerio. El afán traer turbación y nos desenfocamos. Cuando mantenemos nuestra vista en el Señor y tenemos pasión por la palabra y Jesús, hay un ancla que nos mantiene firme, una sonrisa que no puede ser borrada y una paz que sobrepasa todo entendimiento. El que habita –no el que visita- al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. (Salmos 91:1)
Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo (Salmos 27:4)
Cuando nos acostumbramos a no ir a la iglesia, siempre habrá una buena excusa para no llegar. Al pasar del tiempo estamos apartados en nuestros hogares pero creyéndonos que le servimos a Dios. Servir es un acto público, una acción comunitaria y estar integrado como una familia. El apóstol Pablo mencionó en el nuevo testamento: “No dejes de congregarte como otros tienen por costumbre”
No nos podemos acostumbrar a alimentarnos a través de la televisión. Este medio es importante para los que no pueden llegar a la iglesia, los enfermos, los que están en instituciones o los que por alguna razón no pueden llegar al templo. Es una bendición el poder alcanzar a otros por medio de las comunicaciones, pero no podemos convertirnos en creyentes que se congregan por televisión. Los que tienen la facilidad de llegar al templo, deben de acercarse.
Por medio de la comunidad de fe, Dios nos enseña a ser gregarios. Tenemos que aprender a compartir los unos con los otros.
El llegar como pueblo y asamblea para adorar y alabar a Dios es su voluntad. El desea que exaltemos su nombre.
En el día malo todos desean llegar a la casa de Dios muy temprano, se debe hacer igual cuando todo esté yendo bien. Hay que ser puntuales con las cosas del Padre.
“Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.” (2 Timoteo 1:6)
La única pasión de María era Jesús. “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo” (Lucas 10:27)
Marta estaba tan familiarizada con la visita de Jesús a su casa, que llegó a olvidar el propósito de cada visita que él hacía.
Día tras día debemos escoger lo que verdaderamente es necesario. El relato nos enseña que no era que María no se ocupaba de sus responsabilidades sino que ella reconocía lo que verdaderamente era importante mientras Jesús estaba allí.
Debemos seguir el ejemplo de María y hacer que nuestros corazones ardan de amor por Jesús. Cultivar nuestra pasión por Jesús debe ser nuestro primer amor.
Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón; y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres. (Proverbios 3:1-4)
La palabra de Dios nos alimenta diariamente para que estemos verdaderamente nutridos. Sin él nada podemos hacer. El gobierno de Dios habla de atender al Rey de reyes y Señor de señores.
Vivimos en un tiempo en que la gente no quiere comerse el maná del cielo sino que prefieren la basura que ofrece el infierno. ¡La iglesia de Cristo se opone a esa conducta!
“Fueron halladas tus palabras, y yo las comí” (Jeremías 15:16)
Para Dios, un corazón frío es aquel que no le conoce. “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” (Apocalipsis 3:15-16)
Los que tienen un corazón ardiente por Jesús saben que viven con temor y temblor en la presencia de Dios y andan buscando el rostro de El continuamente.
“Por haberse multiplicado, la maldad, el amor de muchos se enfriará.” (Mateo 24:12)
Estamos en un tiempo de apasionarnos por Jesús y buscarle. En los últimos días Dios está buscando corazones dispuestos a llenarse de esa pasión.