La enfermedad arterial periférica (EAP o PAD, por sus siglas en inglés) es una enfermedad de los vasos sanguíneos en áreas externas al corazón. También llamada enfermedad vascular periférica (EVP), este serio problema circulatorio es una afección común en la que las arterias estrechas reducen el flujo sanguíneo a los brazos o las piernas.
Se estima que aproximadamente un 12% de la población entre los 50 y 69 años de edad en Puerto Rico padece de EAP. Ante la severidad de la condición, la Sociedad de Cirugía Vascular y Endovascular de Puerto Rico hace un llamado para orientarse y consultar a su médico.
El tratamiento de la EAP depende de la gravedad, por lo que es recomendable buscar un diagnóstico temprano para así evitar complicaciones mayores. Si no se trata a tiempo, la falta de circulación puede provocar consecuencias graves, incluyendo amputaciones.
“Contamos con datos que indican que en Puerto Rico ocurren más de 10 amputaciones diarias relacionadas con complicaciones de EAP. Estas pueden ser desde amputaciones menores, como dedos, hasta extremidades completas. Por lo tanto, es sumamente importante reconocer los signos tempranos de esta enfermedad silenciosa que puede marcar la diferencia entre la salud y complicaciones graves que también pueden incluir eventos cardiovasculares mayores. Por ello es significativo reconocer los síntomas, buscar información y consultar a su médico primario”, indicó el cirujano vascular y presidente de la Sociedad de Cirugía Vascular y Endovascular de Puerto Rico, doctor Gabriel Pereira.
La enfermedad arterial periférica afecta a millones de personas alrededor del mundo. Alrededor de un 70% de la incidencia proviene de casos asintomáticos o no típicos. Este factor aporta a que su prevalencia sea alta, ya que está subdiagnosticada. Esta situación hace más difícil la detección temprana de la enfermedad.
La presencia de EAP en Puerto Rico aumenta ante factores de alto riesgo como la diabetes, cuya tasa de prevalencia general en Puerto Rico está entre 16% o más de la población adulta. Otros factores de riesgo incluyen hipertensión, tabaquismo, colesterol alto y obesidad. El índice de edad avanzada también afecta, dando paso a que la prevalencia aumente marcadamente después de los 75 años. Ante la alta presencia de factores de riesgo en Puerto Rico y la falta de conocimiento sobre síntomas, diagnóstico y manejo, es vital educar y ofrecer información que dirija esfuerzos hacia lograr una evaluación y diagnóstico temprano.
Los síntomas principales pueden incluir dolor o calambres en las piernas al caminar o hacer ejercicio; piel fría al tacto o inusualmente suave o brillosa; debilidad, infecciones o heridas en las piernas o pies que no sanan, así como adormecimiento en piernas, pies o dedos.
“La EAP a menudo progresa de manera silenciosa, sin síntomas evidentes en etapas iniciales, por lo que reconocerlos es crucial para evitar desarrollo y complicaciones mayores. Obtener un diagnóstico es lo principal para así poder identificar las medidas de tratamiento más acertadas para usted. La prueba más común para diagnosticar mide el índice tobillo-brazo (ITB), la que compara la presión arterial en el tobillo con la del brazo. Otras pruebas están disponibles dependiendo del nivel de los síntomas. Lo más importante que debe saber es que existen opciones y usted puede actuar en etapa temprana para atenderlo”, dijo el cirujano vascular y vicepresidente de la Sociedad de Cirugía Vascular y Endovascular de Puerto Rico, doctor Jorge Weber.
Los tratamientos disponibles incluyen, entre otros, modificaciones en el estilo de vida como dejar de fumar, hacer ejercicio regularmente, seguir una dieta saludable y medicamentos. De acuerdo con cuán adelantado se encuentre su EAP, tratamientos adicionales podrían incluir procedimientos como la angioplastía que usa mecanismos como el balón medicado Ranger DCB, colocación de stents como el Eluvia DES y cirugía de bypass para casos más severos.
Es importante mantenerse en alerta para identificar y no ignorar síntomas y consultar a su médico a la brevedad posible para así iniciar de manera acertada el tratamiento que mejor vaya con el nivel de su condición.
Fuente: Sociedad de Cirugía Vascular y Endovascular de Puerto Rico



