GUAYNABO — Las tortugas marinas son criaturas delicadas y perceptivas. La luz artificial las desplaza de sus rutas de navegación. Las huellas en la arena pueden atraparlas. Las sillas de playa las desorientan. Esta sensibilidad llevó a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) y al Gobierno de Puerto Rico a tomar consideraciones especiales a medida que se despejan las costas.
FEMA se unió al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, el Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos para restaurar las dunas y minimizar los efectos ambientales negativos durante el recogido de escombros en las costas, específicamente la protección de los hábitats de las tortugas marinas. Las operaciones de recogido de escombros se están realizando con cuidado en 29 playas, especialmente debido a que las tortugas marinas son especies en peligro de extinción protegidas por leyes locales y federales. Los cambios ambientales tales como arena que colapsa, los cambios de temperatura y las excavaciones pueden afectar los nidos donde las tortugas marinas depositan sus huevos; este proceso comienza en febrero y el proceso de eclosión se extiende hasta noviembre.
Los frágiles ecosistemas que los reptiles marinos llaman hogar, se vieron alterados luego de los huracanes Irma y María. Los escombros que dejaron impactaron arenas y dunas e invadieron los hábitats ancestrales de anidación de las tortugas marinas.
El riesgo de extinción para muchas especies marinas está en aumento, de acuerdo con un estudio publicado por el Centro para la Diversidad Biológica que reporta que los mamíferos marinos y las tortugas marinas actualmente constituyen el 36 por ciento de 161 de los organismos marinos mencionados en la Ley de Especies en Peligro.
Los esfuerzos de conservación adoptan muchos enfoques. La limpieza de desperdicios de las playas puede reducir la cantidad de tortugas marinas que mueren por ingerir hilo de pesca, globos y escombros plásticos. En los Cayos de la Florida, las luces blancas de la calle que son visibles para las crías se remplazaron por luces rojas después de que el huracán Irma erosionara las bermas de arena que impedían que las crías entraran a la calle.
El tinglar, el carey y la tortuga verde son las especies protegidas que anidan actualmente en Puerto Rico. El tinglar puede crecer hasta 8 pies de largo y pesar hasta 2,000 libras, este anida en las playas de San Juan, Fajardo, Luquillo, Dorado, Toa Baja, Maunabo, Culebra, Vieques, Humacao y Mayagüez.
El carey es más pequeño; crece hasta 45 pulgadas de longitud y pesa entre 110 y 150 libras. El carey tiene un santuario permanente en la isla de Mona, al oeste de la isla. La tortuga verde se encuentra en Vieques, es herbívora, mayormente se alimenta de hierbas y algas marinas, pesa entre 300 y 350 libras y crece de 3 a 4 pies de largo.
El plan de mejores prácticas de gestión del Departamento de Recursos Naturales y
Ambientales de Puerto Rico, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados unidos y FEMA restringe ciertas actividades de recogido de escombros en las playas:
- · Las actividades nocturnas están prohibidas. Las tortugas hembras adultas y las nuevas crías se guían por la luz de la luna para regresar al mar y pueden confundir la luz artificial con la luz de la luna. Si hay luz artificial presente, las tortugas marinas pueden arrastrarse hacia allí en lugar de hacia el océano.
- · El uso de maquinaria pesada no está permitido durante la temporada alta de anidación.
- · El recogido o alteración de la vegetación y de los contornos de la playa están prohibidos. Cualquier cambio a la topografía costera puede alterar los aspectos únicos que llevan a las tortugas a su lugar de anidación. Debe mantenerse marcada una zona de contención de los nidos y la arena debe devolverse a los contornos previos al trabajo.
- · Monitoreo periódico de las playas. Los equipos de recogido de escombros deben coordinar con los expertos en tortugas marinas y con los grupos de conservación local quienes inspeccionan, marcan y monitorean los nidos de las tortugas. Se deben completar informes cuando se observen nidos nuevos o tortugas adultas y cuando se encuentren nidos emergentes y tortugas heridas o muertas.
Además de esta colaboración, algunos empleados de FEMA también ofrecen ayuda voluntaria a esfuerzos de conservación de tortugas a fin de promover la misión de proteger las tortugas de Puerto Rico, de acuerdo con Erica Santana, administradora de Conservación Ambiental e Histórica para el sector de Recuperación de Recursos Naturales y Culturales.
«Este plan es un bello ejemplo de cómo un poco de planificación y coordinación por adelantado puede llegar muy lejos en la mitigación de los impactos a los recursos naturales», dijo Santana.
Visite fema.gov/media-library/assets/videos/166963 para ver videos sobre la conservación y protección de las tortugas marinas en Puerto Rico.