Drs. Carlos y Vidalina Echevarria
Sicólogos, pastores y consejeros cristianos
Toda la historia de la humanidad está dividida por el calendario (gregoriano), el cual separa el tiempo en dos, antes de Cristo y después de Cristo. Esto es en referencia al año de nuestro Señor donde dejó su trono de gloria se encarnó y vino a nacer de una virgen en Belén de Judea. Ese Cristo que los profetas del Antiguo Testamento anunciaron que sería: despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, hecho para el sufrimiento, que todos evitaran mirarlo, fue despreciado y no lo estimamos. Ciertamente él cargo con nuestras enfermedades, y soportó nuestros dolores, el castigo de nuestra paz fue sobre él y por su llaga fuimos nosotros curados (Isaías 53:3-4) Sanos de toda enfermedad, física, mental y espiritual. ¿Lo crees?
Jesús murió pagando por nosotros el castigo por nuestros pecados. Solo admite que eres pecador y confiésale a Dios tus pecados. Él es fiel y justo para perdonarte y limpiarte de toda maldad (1 Juan 1:9). Recibe el regalo de la salvación. Por gracia eres salvo.
Esta Semana Santa (como acostumbramos decir aquí en nuestra tierra), es un buen tiempo para reflexionar sobre ese día, el más importante de la historia humana. El día en que fuimos perdonados del pecado y de la condenación eterna. Atrévete a ser libre, recibe ese regalo de la salvación, confiesa con tu boca que Jesús es el Señor y cree en tu corazón que Dios le levantó de los muertos (ese Día de Resurrección) y serás salvo. Recuerda que con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. No es el regalo de la religión es el regalo de una relación íntima y personal con el que dio su vida para pagar el precio de tus pecados.