Por: Gina Delucca/ Para Presencia
Escritora Invitada
Nunca olvidaré la foto. Es que es una foto difícil de olvidar. Una “bola” rosa oscura, casi roja. Una manita súper pequeñita saliendo de esa “bola”… y agarrando el dedo del cirujano. Era un útero expuesto durante una operación especial el 19 de agosto de 1999 para corregir la espina bífida en un feto de 21 semanas. El fotógrafo era Michael Clancy, en una asignación especial para una famosa revista. Nunca imaginó que el drama de esa foto cambiaría su percepción de la vida.
Ya terminada la operación, la manita del pequeño bebé Samuel Armas salió por la apertura en el útero justo antes de ser cerrado y apretó el dedo del cirujano. Es como si el bebé le estuviera dando las gracias al doctor por operarlo.
Dentro de la crudeza de una escena de quirófano se da esa escena tan tierna, con tanto significado. Son dos cuerpos, el de la madre, en la camilla acostada y sometida a esta cirugía especial, y el del bebé, quien en lo que parece haber sido más que un reflejo, mostró carácter “antes de tiempo”. Dos cuerpos atados, pero individuales. La voluntad de uno está sobre el otro, pero son dos vidas distintas.
La mamá de Samuel, Julie, había perdido dos embarazos antes de éste.
Cuando una sonografía reveló que el niño venía con formación de espina bífida, el matrimonio pudo haber tenido la opción de practicar un aborto. Pero para ellos eso no fue una opción. Investigaron y averiguaron que en el hospital Vanderbilt, Tennessee, estaban haciendo esta novedosa operación.
No fue casualidad que esa operación de Samuel fue la que Clancy cubrió. Antes de la foto y de toda esta experiencia, el fotógrafo se había tragado el cuento de que en las primeras semanas lo que hay en el útero no es una vida. Salió del quirófano transformado.
De más está decirles que la foto trajo cola. Al fotógrafo le ofrecieron una gran suma de dinero por la foto, con la intención de destruirla y nosacarla a la luz. Un famoso periodista de televisión la quiso mostrar en su programa, pero la cadena no lo dejó. Mientras más prohibían la foto,más famosa se hacía. Hoy esa foto ha recorrido todo el planeta, gracias al Internet.
Samuel, por su parte, nació por cesárea, un mes antes de lo anticipado, pero creció a ser un niño saludable, con su condición disminuida significativamente. Leí que practica la natación y que lleva una vida normal.
Si bien es cierto que las mujeres tenemos derecho a “hacer con nuestros cuerpos lo que queramos”, esto es con nuestros propios cuerpos, no con los cuerpos de los bebés que estén en nuestro útero.
Son dos cuerpos. Son dos vidas.
MUNDILLO INTERACTIVO: Pueden escribirnos al Box 192889, San Juan, PR. 00917-2889, o a gina@mimundillopr.com. Para más información de la autora y ordenar su libro, pueden entrar en www.mimundillopr.com