Eduardo Peraza
“Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el padre de gloria, os de espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de aquel que todo lo llena en todo”, Efesios 1: 17-23
Jesucristo venció en la cruz, obtuvo el triunfo y nosotros celebramos la victoria. Es sumamente necesario saber la posición actual de Jesucristo. Él no está muerto, él resucitó y está vivo por los siglos de los siglos. No es un Cristo humillado ni crucificado, eso es pasado, hoy está glorificado. Apocalipsis lo describe como el “Jinete del caballo blanco”.
Según el apóstol Pablo y de acuerdo con lo que escribió en Efesios 1 hay seis verdades:
1) Jesús resucitó de los muertos.
2) Está sentado a la diestra en las regiones celestiales.
3) Sobre todo principado, autoridad, poder, señorío.
4) Sobre todo nombre que se nombra.
5) Todas las cosas están bajo sus pies.
6) Designado para ser cabeza.
Jesús está muy por encima de todos los poderes demoniacos. Jesús está muy por encima de todo título que se pueda dar, o que alguna vez será dado. Todas las cosas están bajo los pies de Jesús.
Pablo oró para que los creyentes fueran iluminados; para que conocieran:
La esperanza de su llamado.
Las riquezas de la gloria de su herencia.
La supereminente grandeza de su poder.
Que somos su cuerpo.
Que somos la plenitud de Él.
Debemos tener conocimiento de las riquezas de su gloria y su poder heredado a nosotros. Debemos de operar en el mismo poder grandioso que levantó a Jesús de los muertos.
Por la obra de Jesús en la cruz y por los sucesos que siguieron, Satanás ha sido derrotado. Cada demonio ha sido derrotado. Jesús los derrotó y los redujo a nada. Pero muchas veces por la falta de conocimiento el pueblo de Dios es engañado, atormentado y hasta atado por el que está vencido.