Pastor Premier González
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Cada día trae un reto, cada día superamos algo que antes nos detenía. La palabra de Dios nos dice que cada día trae su propio afán. Nosotros somos expertos en preocuparnos por lo que sucederá mañana sin resolver o sobrepasar lo que tenemos hoy delante. En una vacaciones familiares que pude tener, vi un viejo candado cerrado en una verja sobre un puente que cruzaba un riachuelo. Pude notar que estaba oxidado por el tiempo que llevaba allí. Pasando noche frías, inviernos, calientes veranos, florecientes primaveras, lluvias y hasta nevadas por el lugar donde estábamos. Impresionado, noté que allí seguía el candado.
¿A qué nos aferramos? Fue la pregunta que salto a mi mente, nos aferramos al pasado, pensando en lo bien que estuvimos. Nos aferramos a alguien, pensando en qué la persona siempre estará y derrepente ya no está ahí, aferrándonos a todo lo pasajero siempre, saldríamos frustrados. Aún así hay alguien que nunca falla, en quien deben estar nuestras fuerzas y nuestra confianza. Su palabra enseña en el Salmo 55, “Entrégale tus cargas al SEÑOR, y él cuidará de ti; no permitirá que los justos tropiecen y caigan.”
Aférrate a lo de Dios, el no te hará quedar en vergüenza y cuando sientas que todo sale al revés , recuerda el candado oxidado, se aferró y hoy sigue allí, sopla el viento y sigue allí, llueve, nieva y aún resiste a lo que pueda venir. Aférrate a Dios, hasta que quizás nuestro cuerpo se oxide con el tiempo el seguirá sosteniéndote y no te dejará.