Pastor Leomar Nuñez
Han oído la ley que dice: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo”. Pero yo digo: ¡Ama a tus enemigos! ¡Ora por los que te persiguen! De esa manera, estarás actuando como verdadero hijo de tu Padre que está en el cielo. Pues él da la luz de su sol tanto a los malos como a los buenos y envía la lluvia sobre los justos y los injustos por igual. Mateo 5:43.45.
El día miércoles, 16 de mayo de 2018, me llamó una hermana en Cristo de Puerto Rico para decirme que todos estamos esperando un cambio y el cumplimiento de muchas promesas de bendición. Yo le mencionaba que cuando Dios quiere producir un cambio en nuestra vida, primero trata con nuestro corazón, nos lleva a su Palabra, produce ciertas circunstancias sutiles alrededor nuestro, y comienza a hablarnos suavemente para llevarnos a un desafío de fe y obediencia. Somos tan hijos de Dios como lo sea nuestro amor incondicional para nuestro prójimo y nuestros enemigos. Mateo 24:12 dice que, por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Miremos a las personas con compasión a través de las heridas de su corazón, porque el amor cubrirá multitud de faltas (1 Pedro 4:8). Eliminemos de nuestro vocabulario las palabras EXIGIR, JUZGAR Y ESPERAR y pongamos en su lugar las palabras ACEPTAR, VALORAR Y AMAR.
El Padre dice hoy:
El amor nunca falla. Un paso fuera del amor es un paso hacia el fracaso, ¿por qué caminar de esa manera? Entrégate al clamor de los corazones de quienes te rodean. Rehúsate a mirar hacia otro lado como si no vieras. Nunca te desvíes de aquellos que están heridos y sangrando en los caminos de la vida. Míralos y permite que tu compasión gobierne la respuesta que muestres hacia ellos. ¡Ámalos! Ámalos con profundidad y sinceridad. Ámalos de maneras prácticas. Ámalos más allá de sus conflictos y la falsa autoridad de sus puntos de vista hastiados. Han perdido la esperanza. No esperan que nada mejore. Tienen una mentalidad de «empeorar» que no solo no ve una salida, sino que desprecian a cualquiera que sugiera un camino diferente al que los llevó a la ruina. Están desnudos en las tumbas de su propio arrepentimiento, cortándose con fragmentos de fracasos pasados. Dales esperanza. Incluso cuando se enfurezcan contra ti, háblales de libertad y esperanza y los verás, en su sano juicio, regocijándose en su liberación.
1 Juan 4:7-8: Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.