Dr. Carlos & Vidalina Echevarría
A través de largos años en el ministerio de Sanidad Interior, escuchando a muchas personas combatir las historias de amor y dolor de sus vidas y orando por su sanidad emocional, espiritual y física hemos visto el resultado y la experiencia directa del amor que Dios tiene por cada uno de nosotros sus hijos. Dios nos ha llamado a crecer en el amor y a construir lazos que nos unan y nos lleven a crecer cada día más. Debemos pedir a Dios con corazón sincero y fervoroso de su presencia, que esté abierto y receptivo al verdadero amor que proviene de Dios. Un amor que no es celoso no aparenta lo que no es, es paciente, no busca solo su propio bienestar e interés, sino que se preocupa por el otro. Es compasivo y sabe hablar y escuchar porque no es contencioso. El himno al amor es una de las más bellas páginas escritas por el apóstol Pablo y proclama la necesidad y superioridad de ese don, sus características y su permanencia entera (1 Corintios 13).
Cuando un corazón está abierto al amor, la presencia de Dios lo inunda y brotan de el don de paz porque no hay rivalidad sino unidad y permanencia. El escritor W.F Harley, en su libro sobre cómo construir un matrimonio a prueba de engaño, dice que todos tenemos un banco de amor donde tenemos una cuenta abierta a nombre de cada persona que conocemos. Así como fluye la vida en el diario vivir hacemos depósitos y retiros de esa cuenta del banco de amor y, según pasa la vida, las cuentas fluctúan. Los depósitos son interacciones agradables y los retiros son interacciones dolorosas. Cada depósito o retiro equivale a cierto número de unidades de amor. Muchos hacen depósitos substanciosos mientras que otros tienen sus cuentas en sobregiro, o mantienen un pequeño balance y otros depositan, pero retiran rápido lo depositado. El banco de amor es una historia de amor. Significa que todos afectamos emocionalmente a otros cada vez que interactuamos y la acumulación de experiencias positivas y negativas determina cómo reaccionamos emocionalmente a las personas que conocemos.
En el matrimonio son dos bancos de amor operando constantemente. Sea en el banco de amor de ella o en el cuándo sucede algo especial o agradable, hay depósitos de retiro de unidades de amor. Lo mismo sucede con los hijos y todo el que conocemos. Tenemos especialmente un compromiso con nuestra familia de darle apoyo y amor incondicional. Uno de los más grandes compromisos es el de llenar sus necesidades. Los hijos tienen muchas necesidades desde que nacen, pero la más importante es la de sentirse amados, protegidos y enseñarles valores y compromisos en familia como lo son la cooperación y cuidado del otro. Depositar en el banco del amor del otro es muy importante, pero debes conocer al otro, conocer sus necesidades, que le gusta y disgusta.
Hay muchas necesidades aparte de las de afecto, está la sexual, de conversación, honestidad y apertura, de que su pareja se mantenga atractiva sea varón o hembra esto deposita muchas unidades de amor (el peso, el arreglo personal y la higiene). También, la necesidad del apoyo financiero mutuo ayuda en los que haceres del hogar donde todos comparten las responsabilidades, incluyendo a los hijos. Admira a esa persona que Dios te regaló, sea tu esposo, tu hijo, tu familiar, tu amigo o conocido. Todos tenemos necesidades y las más importante es la de amarse, amar al prójimo y sobre todo amar a Dios.
Que Dios te bendiga rica y abundantemente.