Juliana Guzmán Ortiz
Salmo 121:1: «Alzaré mis ojos a los montes. ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová que hizo los cielos y la tierra».
El salmista expresa su búsqueda del pronto auxilio en un momento de aparente angustia. Todos vivimos momentos en los que nos detenemos y nos preguntamos ¿De dónde viene mi socorro? ¿De dónde viene mi ayuda? Me imagino al salmista en su reflexión interna, observando la naturaleza, poniendo su mirada en la creación de Dios para encontrar una respuesta. Nosotros vivimos en esta Tierra y en nuestra humanidad buscamos respuestas en la esfera terrenal. En los momentos difíciles ¿qué hacemos? Buscamos consejos de personas que conocemos o de algún profesional, porque reconocemos que solos no podemos encontrar la salida a las situaciones que pasamos. En ese reconocimiento de nuestra debilidad y fragilidad como seres humanos, el salmista expresa su búsqueda del pronto auxilio del oportuno socorro. En la Biblia se mencionan los montes en diferentes momentos importantes como cuando Moisés subió al monte Sinaí para hablar con Dios y allí recibió los diez mandamientos para su pueblo. Los montes marcaron diferentes tiempos en la historia del pueblo de Israel.
Todas esas experiencias en la historia del pueblo de Israel nos muestran que para el salmista mirar a los montes significaba tener un encuentro con Dios. Mirar a los montes representa tomar una decisión, hacer un esfuerzo y acercarse a la presencia de Dios para entregar nuestras cargas y recibir de Él sus bendiciones. Cuando el salmista expresa “alzaré mis ojos a los montes”, indica: buscaré en las alturas, elevaré mi mirada, llevaré mi enfoque a lugares altos, elevaré mi alma y mi pensamiento al lugar de la presencia de Dios y allí encontraré mi ayuda. En Mateo 22:30, Jesús habla del mandamiento más importante. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.
En el nuevo testamento leemos como Jesús se retiraba al monte a orar. El monte representa apartarme de lo terrenal y encontrarme con mi padre, mi creador y allí en su presencia recibir su paz y su respuesta, su oportuno socorro. Una vez el salmista decide mirar a los montes y hacer la pregunta entonces continúa con la respuesta de Dios, sus promesas de protección y cuidado.
Por todas las promesas de protección y cuidado para nosotros escritas en la Biblia, porque vivimos por fe y no por vista, porque tenemos acceso directo al Padre a través del nuevo pacto de la sangre de Jesús, hagamos como hizo David, alcemos nuestra mirada, acerquémonos a nuestro Dios, afirmemos nuestra fe, clamemos y recibiremos su respuesta. Entonces no temeremos porque conoceremos de dónde viene nuestro socorro: nuestro socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra.