Por: Karinna Bejarano
El término apostasía viene del término griego que significa salida, defección, revuelta o rebelión.
Ha sido descrita como una salida plenamente consciente o una rebelión en contra del mensaje del cristianismo o el rechazo a Cristo por parte de alguien que ha sido cristiano.
La apostasía es una categoría teológica que describe a aquella persona que ha abandonado voluntaria y conscientemente su fe en Dios y concretamente en Jesucristo.
La apostasía es lo contrario de la conversión; la desconversión.
La apostasía en el cristianismo hace referencia al rechazo del cristianismo por parte de una persona anteriormente cristiana.
En 2 Tesalonicenses 2: 1-4 dice:
Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. «Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios».
Hoy por hoy debemos tener cuidado y estar bien apercibidos, debemos estudiar la palabra y pasar tiempo con Dios para no ser engañados.
El modernismo o la superficialidad que hoy día vemos en las congregaciones provocan un estado de muerte espiritual, se ha perdido el temor a Dios y la reverencia haciendo una separación entre la iglesia tradicional y la iglesia contemporánea, refiriéndose a las costumbres de la iglesia tradicional como pasadas de moda, como si esto fuese por moda. La Biblia es clara y especifica.
Hay gente que se fingen estar vivos en Cristo o por un tiempo, imitan a los vivos, pero están engañados acerca de sí mismos.
Cualquier día podría abandonar la fe y al hacer esto corren el peligro de volverse apóstatas, es decir, enemigos de la cruz.
Examínemonos a nosotros mismos. Si estás siguiendo a Cristo, ¿qué evidencias hay en tu vida de que realmente has nacido de nuevo y eres una nueva criatura? ¿Realmente tienes la vida de Dios o eres solo un evangélico religioso que juegas a iglesia e imitas a los vivos en Cristo?
“El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Jn. 5:12).