Dres. Carlos & Vidalina Echevarría
Sicólogos, pastores y consejeros cristianos
Karlie, una joven mujer de 41 años llevaba muchas noches sin poder conciliar el sueño. Estaba muy preocupada pues no sabía el porqué de sus desvelos. Una noche, buscando en el baúl de sus recuerdos (su mente) recordó que había estado viendo un reportaje en la televisión sobre el aborto e inmediatamente vino a su memoria las veces que en su ignorancia juvenil se había provocados abortos.
Era joven, bonita, madre de dos hijos y decidió que ya eran suficientes para ella, pero sucedió que después de ver el programa sobre el aborto se activó todo su sistema emocional. Ella se había hecho parte de un grupo religioso y había pedido perdón a Dios por todos sus pecados, se sabía perdonada ¿pero por qué esa lucha interna? ¿Por qué seguía con ese sentimiento de culpa? Se sentía cansada y necesitaba dormir.
Ella era una líder en su grupo, pero vivía constantemente con miedo y se decía a sí misma «si esta gente supiera que he matado a tres hijos» y se sentía peor cuando escuchaba que en el cielo vamos a ver a los hijos que Dios nos envió y no nacieron. Eso la llenó de muchos sentimientos de dolor y de culpa. Culpa que solo conocía ella y su mejor amiga que fue la que la llevó a provocarse los abortos. En todo ese tiempo podía verse que esta mujer no se había perdonado a sí misma. Necesitaba ayuda y la buscó. Era casada, guardaba ese secreto y decidió decírselo a su esposo, este la perdonó y lloraron juntos, pero ¿por qué esa angustia cada vez que escuchaba la palabra aborto? ¿Por qué sigo luchando con este pensamiento? Se sentía culpable, asesina, hipócrita, mala mujer, mala madre, mala esposa.
Nunca había hablado de esto con nadie. No fue hasta que Karlie se perdonó que pudo liberarse de ese espíritu de culpa y condenación y pudo realizar que Dios quiere perdonar y perdona, pero Satanás quiere recordarte esos recuerdos dolorosos de tu pasado para paralizarte emocionalmente.
Había pasado tanto tiempo de eso que ella casi lo había olvidado, pero no del todo. Dios quiere que cualquier cosa que te lleve a sentirte culpable la trabajes por completo para evitar que pierdas el sueño luchando con pensamientos que te lleven a la culpa. Dios no quiere que vayas por la vida guiada por tus sentimientos. A los sentimientos hay que atenderlos porque son importantes, pero hay que interpretarlos por lo que Dios dice. Confiesa tus pecados a Dios que es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad. Reconoce que lo hiciste mal, la confesión del pecado es para nuestro beneficio (1 Juan 1:9). Acepta el perdón de Dios. La muerte de Cristo en la cruz es la base para nuestro perdón porque estamos de acuerdo con Dios de que estuvo mal lo que hicimos y lo reconocemos (Salmo 66:18; Salmo 32 y 51).
La confesión es para nuestro beneficio, porque Él ya sabe lo malo que hiciste, pero cuando hablas con Dios y te confiesas levantas el muro que te dividía a ti de Dios y que es el sentimiento de culpa. Decídete ser libre del sentimiento de culpa, recupera tu salud emocional, no dejes que la culpa, por malas decisiones pasadas, entorpezcan tu relación con Dios y con tu familia. La decisión es tuya, la culpa es la razón por la que Cristo murió en la cruz, para clavar tus culpas en la cruz.
Créelo, vívelo, recibe el perdón y perdónate.
¡Que Dios te bendiga rica y abundantemente!