Premier Gonzalez
Cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día que pasa nos enseña como todo puede pasar tan rápido. Cada momento en nuestra vida debe ser duradero y muchos desearíamos que en esos momentos que nos hace tan felices duraran toda la vida. El día del nacimiento de un hijo, el día que tomamos la decisión de casarnos con la persona que amamos, el día que logramos alcanzar un logro y todos a nuestro alrededor se sintieron muy orgullosos. Esos momentos que nos hacen valorar, querer y desear que nunca acaben en muchas ocasiones pasan demasiado rápido. También, existen otros momentos como la pérdida de un ser querido, la separación con alguien a quien confiamos y amamos, perder un empleo entre muchos otros que tienden a sentirse como una agonía eterna que no quiere terminar.
Estos momentos de fe son que Dios transforma en más momentos de alegría. Dios es experto en hacer de nuestras vidas una aventura de fe y esperanza. En esos momentos de alegría, es cuando sentimos que estamos encima de una montaña que nada ni nadie puede hacer caer, pero luego llega una situación no tan agradable y consigo llega El Valle. De esta manera pasamos nuestra vida día a día, Del Valle al monte y del monte al valle. Con esto quiero decirte algo que pasamos por alto, en el monte Dios está contigo dándote una victoria, gozo, bendiciones y alegría, pero en El Valle, te da nuevas fuerzas, consuelo, paz y fortaleza para que puedas subir al monte. Su palabra nos dice que todo tiene su tiempo bajo el sol y lo vemos en Eclesiastés 3.
Recuerda lo siguiente, en cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día y cada momento de tu vida Dios sigue obrando a tu favor, guardando de ti, de los tuyos, aunque no lo puedas ver él no se ha olvidado de ti. Vive cada día en su máxima expresión, disfruta cada sonrisa, seca cada lagrima, calma cada enojo y ve su grandeza manifiesta en tu vida.